Capítulo VIII

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Me quedo sin palabras, paralizada ante la situación.

- Siento si me he precipitado, Elena.

Ambos respiramos hondo, yo desvío la mirada.

- Nos están esperando en el restaurante.- contesto con un hilo de voz, casi inaudible, cargado de impotencia.

Marco va cabizbajo y yo me limito a no pronunciar palabra.
No estoy segura de nada aún, tan sólo lo conozco desde hace un mes, aunque eso no quita que me haga feliz.

Me siento mal por él ahora y confusa y preocupada por nuestro futuro.
Nuestro futuro.
Suena demasiado bien.

- Oye Marco.

Sus ojos, brillantes y rebosantes de desilusión, apoderados por la tristeza, se clavan sobre los míos.
Me muerdo el labio.

- Puede que no esté preparada para darte lo que te mereces y que tenga miedo de perderte, pero tengo claro que te quiero.

Sonrío de lado y él me corresponde con un cálido abrazo.
Entramos al restaurante del hotel.
Marco me coge de la mano y yo le doy un beso en la mejilla.
Al fondo se hallan las dos parejas que esperan nuestra llegada y la reciben con alegría y efusividad.

- A saber que estaban haciendo.- comenta Lucas entre risas.
- Seguro que la ha dejado exhausta, por eso no habla.- apoya Isco.

Victoria le propina un codazo del que el malagueño se queja.

- Marco es más romántico.- aclaro.
- Anda que ya podías ser tú así.- dicen las respectivas parejas de los chicos al unísono.

Marco y yo reímos mientras los tórtolos se fulminan con la mirada entre ellos.

La cena se basa en conversaciones sobre la vida en pareja y fútbol.

Bien entrada la madrugada, todos están bastante contentos.
Yo, por el contrario, me encuentro en el balcón del restaurante, sentada en un sofá, apreciando las vistas y pensando un poco en todo.
Amo la sensación de libertad que recorre mi cuerpo al sentir el aire de Venecia en mi cara.
Noto unas manos en mi cintura y el perfume inconfundible del mallorquín me hace reconocerlo al instante.
Recuerdo el primer día, en el entrenamiento.
Aquel día conocí al prepotente de Marco Asensio.
Hoy día tengo tantos adjetivos halagadores hacía él que probablemente no puedo usar uno solo para describirlo.
Me giro y sonrío.
Me devuelve el gesto y comienza a besar mi cuello.
Los besos van subiendo de tono y decidimos acabar en la habitación.

(...)

Hoy es el gran día.
Todo está preparado y nunca antes he asistido a una boda tan.
Indescriptible, impresionante.

La ceremonia ha sido preciosa y emotiva, y como siempre, ha finalizado con lágrimas por mi parte.
No hay boda en la que no llore, no falla.
Marco estaba desconcertado y no sabía como consolarme.

- No llores más, por favor.- ruega, limpiando mis lágrimas con sus dedos pulgares.
- Es de la emoción, no es nada malo.- río.- Alice está preciosa.
- Tú lo estarías más...

Aquellas palabras me sacan de mis pensamientos.

- ¿Qué?- inquiero, haciendo como si no lo hubiese escuchado.
- Nada.- sonríe- Vamos, anda.

*Narra Marco*

Por un momento ví a Elena sobre el altar y un montón de sensaciones extrañas se hicieron dueñas de mis pensamientos.
Sin duda, es la mujer de mi vida.
¿Quién me iba a decir que me iba a acabar enamorando de la niña caprichosa por la que aposté?
Sí, aposté.

*Flashback narrado por Marco*

-¿Quién es esa?- pregunta Saúl, mirándola de arriba abajo, mordiéndose el labio.

Me molesta y no entiendo por qué.

- Es la cuñada de Morata, está buena eh.

Saúl asiente.

- Quién consiga tirársela antes se la lleva y el otro paga una noche de hotel para el que lo consiga. ¿Apuestas?

La propuesta del ilicitano se me hace irresistible, por lo que acepto.

(...)

La boda está ya entrada en la madrugada.
Veo como Saúl se acerca a Elena...

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Se va poniendo interesante la cosa, agarráos, vienen curvas.
Espero que os esté gustando.
Me encantaría y haría muy feliz que comentaseis.
Muchísimas gracias de antemano por el apoyo.

Give me one reason || Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora