Capítulo XXIX

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- ¿Qué debería de decirme ya?

- No quería que te enterases así, quería que fuese más especial.- susurro entre dientes.

El vasco nos deleita con su ausencia y toda la intimidad que se puede tener en los baños de un juzgado nos envuelve.

- Creo que este no es el mejor sitio para decirme lo que creo que me vas a decir.- apunta Marco, llevando ciertamente toda la razón.

Me tiende su mano y me ayuda a levantarme.
El mallorquín habla con el juez y aplazan los testimonios para mañana, factor que agradezco.
Nos dirigimos a una cafetería cercana y la primera que encontramos es bastante acogedora y coqueta.
Me siento y tomo aire, lo miro, buscando la complicidad en la profundidad de sus ojos.

- Marco, si todo esto me ha afectado tanto, si he ido de puntillas en toda esta situación y he pretendido ser cautelosa en todo momento, hazme caso que no ha sido precisamente por protegerme a mí.
- ¿Y entonces a quién? Marina sería incapaz de hacerme daño a mí, ¿si no es a tí, a quién?
- Quizás esa persona a la que le podría hacer daño vaya dentro de mí y sea de los dos.

Sus ojos se abren como platos y la expresión se asemeja a un poema complejo.
Su primera reacción es corresponder mis palabras con un abrazo.

- Voy a proteger a mi niño con mi vida y lo voy a querer tanto como a su madre.- consigue articular, lo que me hace sonreír.- ¿Por qué no lo habías dicho antes?- concluye un poco molesto.
- Solo quería que todo esto no tuviese consecuencias y que nuestro niño estuviese bien, protegerlo de cualquier manera y darle la estabilidad que se merece.- hago una pausa, suspiro.- la situación me estaba consumiendo, era todo muy complicado.
- No puedes protegerlo de la persona que más lo va a querer.- afirma embelesado mirando mi barriga.
- No me refería a tí.- río, quitándole hierro al asunto, es hora de dejarnos llevar y no preocuparnos por todo ahora que las cosas comienzan a marchar bien.

Su risa acompaña la mía, formando una dulce melodía que he añorado muchísimo.

- Me alegro tanto, te lo digo enserio, me haces tan feliz.

Sus palabras son como el calmante definitivo que he necesitado estas semanas.

- Te quiero.- suspiro.
- Yo más, mi vida.

Sus labios tensos rozan los míos, a medida que transcurre el beso se van destensando y se hace más ligero y dulce.

- Marco.
- Vente a vivir conmigo, otra vez.- sus ojos se clavan en los míos inspirando seriedad.

(...)

- ¿Y cómo se lo tomó?- pregunta Victoria dando un puré de verduras al peque.
- Pues mejor de lo que me esperaba.- les explico todo a las chicas.
- Marco es un amor.
- No quiero perderlo.- confieso con sinceridad.

Me centro en el entrenamiento.
Más bien en Marco que vuelve a sonreír con la misma sinceridad y amplitud de siempre.

(...)

- Si es niño se llamará como su tito, Álvaro.- acaricio mi tripa, notablemente hinchada.
- Si es niño se va a llamar como su tito, Igor.- rebate.
- ¿Y si es niña?
- Si es niña se llamará Inés.- contesta con seguridad.
- Siempre me ha gustado ese nombre.- sonrío.

Deposita un corto y dulce beso sobre mis labios y salimos del coche hacia la consulta del ginecólogo.
Estamos a punto de conocer el sexo del bebé.

Give me one reason || Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora