Capítulo XXVII

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*Narra Elena*

Quise alejarme, quise olvidarme, pero el cielo no lo permitió, nuestro destino ya estaba escrito, entre mares de fuego y pasión.

Y para colmo, debo asistir a la cena de la SUB 21 como acompañante de Kepa.
Se lo he prometido y según él es la mejor manera de superar a Marco.

Me arreglo y espero al vasco, como de costumbre.
Está espectacular, el traje le queda realmente bien.

- ¿Vamos?- pregunta con una sonrisa.
- Vamos.

Sus labios se chocan contra los míos y caminamos de la mano hacia el restaurante, donde ya están la mayoría de chicos con sus parejas.
Me siento en la mesa y bebo de la copa de champán, no conozco a nadie prácticamente y me siento apartada, para nada integrada.
Mi mirada se dirige a la puerta principal, por la que entra un flamante Marco, al que si que le queda jodidamente perfecto el traje negro y la camisa blanca.
Se pasa la lengua por los labios, mientras pasa echa un vistazo general a la sala, hasta encontrarse con mi mirada.

La noche discurre y las miradas se dan cada vez con más frecuencia e intensidad, llegan a causar incomodidad.

Entre tragos teñidos de olvido y olvido teñido de alcohol, pierdo de vista a mi acompañante y actual pareja.
Suspiro, perdida entre la felicidad que derrocha toda esta gente.
Me siento en un sofá alejado de tanta efusividad y alegría, sentimientos que no tengo precisamente la suerte de compartir en estos precisos instantes.

Su presencia me inquieta, como la primera vez.
Y es que todo con él es como la primera vez, todo tan mágico, como un volver a empezar.

- Elena, tenemos que hablar.
- No tengo ganas de hablar.

Estoy ebria y de cierto modo no soy consciente de lo que digo y hago, pero este estado me aporta calma y despreocupación y una vez al año, no hace daño.
En cambio él, a pesar de haber bebido dos copas, está en pleno uso de sus facultades.

- Quiero que me escuches, estoy harto ya de esta mierda.- me mira a los ojos.
- Cállate y bésame.

No, ¿qué acabo de decir?
Mis deseos son órdenes a las que se muestra sumiso y es cuestión de segundos que sus labios se hallen sobre los míos.
Sé perfectamente lo que digo, quizás en un estado con completo uso de razón no hubiese usado esas palabras literales, pero, los niños y los borrachos siempre dicen la verdad ¿no?

El beso va subiendo de tono y sus manos se posan en mi cintura, las mías rodean su cuello.
Una apasionada guerra de lenguas es la protagonista y el centro de varias miradas, camareros a los que no les incumbe lo que hagan o dejen de hacer los clientes mientras que no dañen el mobiliario.

- Marco, aquí no.
- Vamos al baño.
- No, no puedo joder.

Rompo a llorar.
Maldito alcohol y malditos efectos.
Puede que ya no haya vuelta atrás, puede que aquel acto "inconsciente" tenga consecuencias inimaginables.
¿Y qué? No puedo seguir así, no.
No puedo vivir pendiente de las posibles consecuencias, no puedo vivir pendiente de la felicidad de los demás, anulando la mía propia.
Ese beso era lo que necesitaba y no hay peros ni consecuencias que me despojen de lo disfrutado y lo vivido con el, me atrevo a decir, amor de mi vida.

Muchísimas gracias por los 3k de lecturas enserio, me encantaría que comentaseis más.😊❤️
No tengáis mucho en cuenta este capítulo, los que vienen, vienen mejor y con bastante fuerza.

Give me one reason || Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora