Capítulo XXIV

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Mi inquietud aumenta a medida que me voy acercando a casa.
Mis pasos son firmes, pero guiados por la desolación que me inspira el ¿qué pasará? Me aterroriza su posible reacción.
Aparco en el garaje trasero y me dirijo a la puerta principal.

- Hola mi amor.
- ¿Dónde estabas?- pregunta serio.
- He ido a Valdebebas a recogerte.- suspiro.
- ¿Segura?- me mira a los ojos y asiento.
- Le pregunté a Álvaro y me dijo que ya te habías ido. Además tenía que llevar al peque con Isco.- respondo con seguridad.
- Tranquila, confío en tí.- sonríe tranquilizadoramente.
- Marco, yo te puedo explicar lo de las cartas.
- Tranquila, si ya lo sabía.- ríe y se me para el corazón, para después acelerarse descomunalmente.- ¿Tienes idea de quién puede ser?

Niego y me siento a su lado, lo que él aprovecha para rodear mis hombros con su brazo y besar mis labios.

- Pues pobre chaval, eres mía.- dice con aires de superioridad.
- Creído.- cojinazo.
- Esto es la guerra.- declara.

Y una cosa lleva a la otra y acabamos, ya sabéis.

(...)

Navidad.
Frío.
Nieve.
Madrid.
Un jersey y unos vaqueros son los elegidos para el entrenamiento de hoy.

- ¿Estás listo para ver a papi?- pregunto al pequeño de los Alarcón, que contesta dando pequeñas palmas eufórico.

Lo tomo en brazos y lo monto en su sillita.
Maca y Alice ya están allí, María está con sus dos pequeños, con los que Isco jr hace muy buenas migas.

- Llevo unos días ausente.- comento.
- ¿Cómo ausente?- apunta Alice.
- Eso, no has faltado ni un día.- añade Maca.
- Me refiero con respecto a Marco, no hablamos mucho y me mareo con frecuencia, él se preocupa y le contesto mal.
- Problemas en el paraíso.- ríe María.
- ¿Te has hecho el test?
- Imposible, estoy con la regla.- miento.
- Pues entonces es eso.- comentan las tres al unísono.

Las tres nos dirigimos a la cafetería, donde se hallan algunos de los chicos descansando, entre ellos, Marco.

- Mi niña.

Mi voz tiembla.

- Hola feo.- río para después despeinar su pelo.

Mi teléfono comienza a sonar.
'Kepa❤️'

Decido contestar, Marco me observa con atención.

- Hola matado.
- Hola imbécil.
- Cuánto amor desde Bilbao ¿no?
- Encima de que me tienes abandonado.- rebate.
- Eh, que te tengo que contar cosas y no veo el momento.- me defiendo.
- Tal vez este fin de semana.
- Pues no voy a hacer nada, ahora que lo dices.
- Pues voy a Madrid.

Cuelga y me deja con la palabra en la boca, con la miel en los labios.
A raíz de esa llamada, noto a Marco molesto.

(...)

Marina, que promociona su línea de yo no se qué en Madrid, y "casualmente" ha pasado por aquí y ha venido a ver a Marco.
Su voz es tan insoportable como su presencia en sí.
Intento reprimir mis celos, ya que Marco ha confiado en mí en todo momento.

- Bueno, he quedado con Kepa, luego nos vemos.- sonrío y beso a Marco.- Adiós.- fuerzo una sonrisa dirigiéndome a la rubia de plástico.
- Adiós.

Su voz es casi tan cortante como su carácter los últimos días.
Pongo rumbo al Manzanares y estaciono cerca del nuevo estadio del Atlético de Madrid.
No, estáis en lo cierto, no he quedado con mi mejor amigo, sino con Saúl Ñíguez.

Give me one reason || Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora