Capítulo IX

5.1K 195 4
                                    

*Narra Elena*

Veo a Saúl acercarse, y no hace falta tener un máster para darse cuenta de que va considerablemente ebrio.
Le sonrío por cortesía.

- ¿Estás con Marco?- pregunta sentándose a mi lado.

Miro a Marco, que nos observa anonadado, con los ojos muy abiertos y con gesto de preocupación.
Decido ignorarlo y entablar una conversación con Saúl.

- Aún no.
- Me alegra saber eso.- susurra y roza mi cuello delicadamente con su nariz, lo que me estremece.
- Saúl yo...
- Yo tengo algo que te podría interesar, Elena.
- No creo que le interese nada que tenga que ver contigo, Ñíguez.- exclama nervioso Marco, apartándolo.
- Relájate.- ordeno.
- No te preocupes bonita, le da miedo que te enteres de algo de lo que no te deberías enterar.

Marco alza su brazo y decido acabar con aquello.
Intento sujetarlo, pero es inútil ya que tiene muchísima más fuerza que yo.

Le miro a los ojos, que ahora se hallan rebosantes de furia, rabia e impotencia.
¿Qué será aquello de lo que no me debo enterar?
Dejo todas las dudas a un lado, ya que mi prioridad en este momento es que no de comienzo la Tercera Guerra Mundial entre Marco y Saúl.

Aparto poco a poco a Marco, que se muestra impasible.
Comienzo a besarle el cuello y noto como se le destensan los músculos y la mandíbula.

- Elena, yo...
- Sh, no digas nada.- continúo dándole besos, hasta llegar a sus labios.

El resto de la noche transcurre con normalidad, quizás bebí más de la cuenta y bailé hasta que me cansé, pero eso ya es historia.

(...)

Me despierto junto a Marco, que descansa profundamente a mi lado.
Sonrío y dejo un beso en su mejilla.
Veo a mi izquierda, sobre la mesita de noche, una nota.

"Buenos días, princesa.

Necesito hablar urgentemente contigo.
Estoy esperándote en el jardín trasero"

Considerando que he estado toda la noche pensando en las palabras de Saúl y que la nota podría ser suya, decido ir y resolver mis dudas.

El presentimiento que me invade con respecto a lo que me pueda decir no es nada bueno.

Bajo al jardín y lo veo allí sentado.
Efectivamente, Saúl Ñíguez.

El ilicitano me recibe con una sonrisa triste, como si estuviese a punto de anunciarme algo malo.
Mis expectativas hacia que aquella conversación no tenga consecuencias posteriores son casi nulas.

- ¿Qué es eso tan importante que tenías que decirme?- me siento a su lado.
- ¿Recuerdas lo que dije anoche?- dirije su mirada hacia mí, mientras yo miro al suelo.
- Pensaba que estabas borracho y sinceramente no te presté mucha atención.
- Antes de que sea tarde, quería que supieses que todo esto... A ver...
- Dilo ya.
- Todo es una apuesta que hicimos Marco y yo, el día que llegaste a Madrid.

Aquellas palabras me desconcertan por completo y siento como si algo atravesase mi pecho con fuerza.

- ¿Cómo?- titubeo con un pequeño hilo de voz.

El chico me lo explica todo, firmemente, sin dejarme duda alguna de lo que ocurrió.
Aún confío en la mínima esperanza que me queda a que todo eso sea mentira.
Aún confío en Marco.

Niego con la cabeza, trago saliva e intento ocultar ese mar amenazante de lágrimas que se dispone a brotar de mis ojos.
Saúl me abraza, a modo de consuelo, pero no me deshago de él, lo único que necesito ahora es un abrazo.
Me separo, justo cuando me veo con fuerzas de reprocharle todo a Marco.
Pero no sin antes dejarle claro al ilicitano que...

- Contarme todo esto no te hace mejor que Marco, sois los dos unos...

Se me ocurren tantas palabras, que soy incapaz de pronunciar tan sólo una sin antes echarme a llorar, y no puedo permitírmelo.
Me levanto y entro al hotel para después romperme, en silencio.

Give me one reason || Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora