Capítulo VI

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Tras intercambiar sonrisas, decido sacar el tema de la foto.

- Eh... anoche...- garraspeo nerviosa.
- Las fans ya han interpretado lo que han querido.

Ruedo los ojos y resoplo.
Subo el volumen de la radio al escuchar "Ay mi dios", intentando evadirme del mundo exterior.
Marco, me saca de mis pensamientos, una vez más, bajando el volumen de la canción.

- No tengo ningún problema en que las fans sepan de nuestra relación.- comenta serio.
- ¿Qué relación?- pregunto acompañada de una risa nerviosa.
- Ninguna, todavía.

Ese "todavía" me hace temblar.
Quizás su capacidad y habilidad con los niños fue lo que me debilitó en aquel momento y me hizo caer ante sus encantos.

Llegamos a un restaurante, en el que rápidamente nos toman nota, mientras ninguno de los dos intercambia palabra.

- Y... ¿con quién vas a ir a la boda de Alice y Morata?
- ¿Con quién debería ir?
- Eso no responde a mi pregunta.- ríe irónicamente.
- No pretendía responderla, señor prepotente.
- No empecemos, chula.
- ¿Chula yo?

El mallorquín me saca la lengua, a lo que respondo mostrándole "cariñosamente" mi dedo corazón.
Ambos reímos.

- No te voy a dejar que viajes sola y menos a Venecia, a una boda a la que yo también estoy invitado.
- ¿Quién te crees para controlarme?
- Siento que tengo la necesidad de protegerte.

La serenidad con la que pronuncia esas palabras me transmiten una sensación de bienestar y seguridad, a la vez que trago saliva, la cuál recorre todo mi cuerpo como un mariposeo rebelde, ese que está presente en el primer amor, a los 14 años.

El camarero sirve la comida y la velada se desarrolla con total normalidad, entre sonrisas y tonterías.

Marco, como buen caballero, me acompaña a casa.
Paramos en un semáforo recién puesto en rojo.

- ¿Te acuerdas que antes te dije que tenía la necesidad de protegerte?

Asentí.

- También siento la necesidad de hacer esto, espero que me perdones.

A medida que ca pronunciando cada sílaba se iba va acercando, para justo cuando acabase la frase, sin más, acabar también con la distancia entre ambos, en un dulce primer beso.
Corto y lleno de sensaciones.

- Lo siento.- susurra cabizbajo.
- No... si yo...
- Sé lo que vas a decir Elena, no te molestes.
- Quería decir que...
- No hace falta.
- Que me ha gustado Marco.- espeto, lo que hace que abra los ojos de par en par y reaccione con una amplia sonrisa.
- Entonces no te importará qué...

Río y niego con la cabeza, para repetir la acción anterior y fundirnos en un cálido beso.

Cuando nos damos cuenta, somos objeto de las miradas de media Gran Vía y nos acosa el ruido de las bocinas de los coches.
Marco, completamente ruborizado e inmerso en el momento arranca el coche y yo comienzo a reír.
Por un momento recuerdo mi primer novio, en el instituto, aquella bonita experiencia, bonita mientras me lo creí, hasta que juré que no volvería a enamorarme, y aquí me veis.

(...)

Han concluido las dos semanas restantes a la boda de mi hermanastra y el célebre futbolista Álvaro Morata.
Mi relación con Asensio mejoraba día a día.
Nos encontramos en el aeropuerto, donde emprenderemos rumbo a Venecia, donde se celebra el evento.
Un montón de futbolistas con sus respectivas parejas y familias, junto a amigos íntimos de los futuros marido y mujer y algunos familiares.
Mi mirada a veces se desvía, ya que un compañero de Álvaro y Marco, me hace desviarla.
Pero, las circunstancias me impiden cualquier tipo de contacto, y os preguntaréis por qué.

Give me one reason || Marco Asensio Where stories live. Discover now