Capítulo XIX

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Paso la noche distante, un mensaje de Kepa agrava la situación.
"No me voy a rendir"

Pasármelo bien con Marco es mi prioridad, pero soy incapaz de concentrarme, lo que el chico nota.

- Te pasa algo.
- No, ¿por qué debería pasarme algo?- inquiero nerviosa.
- ¿Estás bien?- pregunta, acercándose a mí.
- La verdad es que...

Hasta aquí puedo leer, no recuerdo mucho más, tragos y bailes, celebraciones y charlas sin sentido bajo los efectos del alcohol.
Entreabro los ojos, los rayos de luz se interponen una vez más entre mi sueño y yo.

- Cariño, ¿estás bien?

Asiento, de cierto modo, no tengo a penas fuerza para realizar cualquier otra cosa.

- Vamos a urgencias.
- No, estoy bien.- insisto.- Solo necesito dormir.

Desconozco el causante de los síntomas, pero la resaca es un buen candidato a quién culpar.
Vuelvo a cerrar los ojos, instantes después, su mano se enreda con suma delicadeza en mi pelo.
Nuestros labios se unen en numerosas ocasiones y por mi cabeza solo pasa el recuerdo de la noche anterior, el recuerdo que involucra a mi mejor amigo.
No tenía duda alguna, estaba enamorada de Marco, y hasta ahora no había sentido esta división de sentimientos inexplicable y sin sentido.

(...)

- ¿Qué vas a hacer lo que queda de verano?- pregunta Marco, colocando la última caja de cereales en la estantería superior.
- Dormir, comer y ver netflix.- confieso divertida.
- Creo que te voy a cambiar un poquito los planes.- se sienta en la encimera, quedando enfrente mía, que también coloco los productos que acabamos de comprar.
- ¿Sí? Sorpréndeme.- mis labios viajan a su cuello, lo que hace que él instintivamente se muerda el labio y suelte un gemido silencioso.
- Nos vamos a Mallorca.

(...)

¿Es necesario repetir lo mucho que odio los aeropuertos?

- No llegamos a facturar eh.
- Lo sé cariño, tranquila por favor.
- Me va a dar un ataque.- confieso, respirando con fuerza.

Marco deposita un beso en mi pelo, para después acariciarlo mientras mira la pantalla en la que aparecen los vuelos y las referencias, puertas de embarque, bla, bla, bla.

(...)

Su familia es realmente encantadora, su hermano Igor me ha caído realmente bien, son como mejores amigos y hermanos al mismo tiempo, su relación es envidiable.
Marco me toma de la mano mientras caminamos envueltos por un precioso atardecer que predomina en el paseo marítimo de la costa mediterránea.
Pasamos por un bar, en el cuál suena a todo volumen, "me rehúso".
Sonrío y sé, que Marco también lo está haciendo.
Aquel beso en el coche, mientras sonaba esa canción en cadena dial, de una manera o de otra, fue el desencadenante de todo esto, fue un principio.
Miro a Marco, que tiene la mirada perdida y con el fin de conocer su paradero, decido sacarlo de sus pensamientos.

- Ey ¿qué miras?

No obtengo respuesta, por lo que dirijo la vista al punto fijo en el que Marco tiene la suya fijada.
¿Qué me hizo pensar que era diferente?
Estaba ausente de cualquier movimiento ajeno al de esas caderas en las que estaba perdido.

Igor, a mi izquierda, no tarda en aclararme quién es esa rubia más formada de silicona que de materia natural.
Su ex, la flamante modelo.
Me deshago de la mano de Marco y decido caminar sola.

- Vamos tío.- ordena Igor.
- Déjalo, que mire lo que le de la gana.

Vuelvo a la casa y tras varios intentos de explicación de Marco, me limito a dormir o a intentarlo.
Lo único que en estas situaciones me comprende es la música o tal vez... Kepa Arrizabalaga.

Give me one reason || Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora