Cuarta Parte: EL SEÑOR DE LA LUZ - CAPÍTULO 155

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CAPÍTULO 155

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CAPÍTULO 155

Lug lanzó un largo y lento suspiro.

—¿Crees que esté lista para verme?— le preguntó a Dana.

—Randall dice que sí. Zenir y Akir ya están con ellos.

—¿Y Frido?

—Frido se despidió hoy más temprano y salió con un grupo de constructores hacia Polaros. Ya sabes lo ansioso que está por reconstruir La Rosa.

Lug asintió, y siguieron caminando entre los árboles.

—No quiero arruinarlo todo— se detuvo Lug—. Tal vez sea mejor que se vayan sin verme.

—¿No quieres despedirte de ella?

—Por supuesto que quiero despedirme de ella, pero su estado es frágil aun, y no quiero echar a perder...

—Vamos, Lug, estoy segura de que ella estará bien.

Lug volvió a suspirar y comenzó a caminar de nuevo hacia el claro donde los esperaban Zenir, Akir, Randall y Ana, que, junto con caballos y unicornios, estaban listos para partir hacia Aros.

Al llegar al lugar, Lug vio que Akir acomodaba unos pertrechos en uno de los caballos. Zenir y Randall discutían sobre la ruta a tomar hacia el norte, y Ana acariciaba la cabeza de Luar. Lug se detuvo en seco cuando vio que Ana levantó la vista hacia él. Randall y Zenir guardaron silencio, expectantes. Después de unos interminables diez segundos, Ana sonrió y dijo:

—¿Cómo está, loco Lug?

Lug sonrió aliviado y corrió hacia ella, abrazándola fuertemente.

—Bien, Lady Ana, la Valiente, muy bien— le susurró él al oído.

—Gracias por todo, Lug— le dijo ella, dándole un beso en la mejilla.

—Gracias a ti, querida Ana.

—Más le vale que no se meta en problemas cuando yo no esté— le dijo con un dedo admonitorio en alto.

—No te preocupes, yo me encargaré de mantenerlo vivo y alejado de problemas— le respondió Dana.

—Te dejo en buenas manos, Lug— dijo Ana.

—Y yo a ti con Randall— le retrucó él.

Todos se abrazaron emocionados, prometiéndose cuidar unos de otros, y finalmente, los cuatro jinetes partieron, dejando a Lug y a Dana abrazados en medio del bosque.

—Creo que estará bien— dijo Lug, secándose las lágrimas.

—No lo dudo, Lug. Ana es muy fuerte.

Dana lo besó largamente en los labios.

—¿Y ahora qué, loco Lug?— le dijo, pellizcándole juguetonamente la mejilla.

LA PROFECÍA ROTA - Libro III de la SAGA DE LUGWo Geschichten leben. Entdecke jetzt