Segunda Parte: EL FUGITIVO - CAPÍTULO 21

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SEGUNDA PARTE: EL FUGITIVO

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SEGUNDA PARTE: EL FUGITIVO

CAPÍTULO 21

A la mañana siguiente, como Lug había tenido la última guardia, comenzó a preparar el desayuno para que estuviera listo cuando sus dos amigos se despertaran. Había pasado buena parte de la noche pensando cómo liberar Cryma. Había pensado que podía usar su habilidad para controlar a los sacerdotes, pero luego descartó la idea. A duras penas había podido controlar a tres a la vez, y cuando había intentado con un cuarto, no había podido detectar a tiempo sus intenciones para evitar el golpe en la cabeza, y había terminado indefenso en una celda recubierta con balmoral. Además, si la propia gente del pueblo se ponía en su contra y lo atacaba, no podría detenerlos a todos.

Había habido un tiempo en que había comandado ejércitos enteros, que había sido respetado y todos le pedían consejo, ahora no era más que un fugitivo, escapando de un grupo de fanáticos que irónicamente decían adorarlo. Todo estaba de cabeza, nada tenía sentido. Al menos tenía a Ana y a Colib de su lado. Su nueva aventura en el Círculo comenzaba otra vez en Cryma y de la mano de dos amigos. Su madre tenía razón: los eventos tendían a repetirse.

Pero aunque la ayuda de Ana y Colib había sido inconmensurable, no era suficiente para destronar a los que ostentaban el poder en Cryma. Necesitaba más ayuda. Necesitaba contactar a sus viejos amigos, y sabía exactamente quién podía tener información para encontrarlos.

Lug rozó suavemente el brazo de Ana para despertarla. Ella se refregó los ojos, soñolienta.

—Huele bien— dijo con una sonrisa al ver la taza de té humeante que Lug le ofrecía.

—Te dije que tenía varias habilidades— sonrió él.

La conversación despertó a Colib, y Lug le alcanzó también una taza de té.

—¿Qué clase de té es éste? Nunca había probado algo así— preguntó Ana.

—Es un té de otro mundo— respondió Lug, enigmático.

En efecto, el té estaba hecho con hebras que Nora había empaquetado y puesto en su mochila.

—Y tengo algo más que creo les gustará— anunció Lug, revolviendo su mochila.

Sacó un paquete de bizcochos y un frasco de vidrio con una pasta cristalina. Untó un bizcocho y se lo alcanzó a Ana.

—Pruébalo.

—Parece miel, pero el sabor es diferente— comentó Ana con la boca llena.

—Es mermelada de durazno— explicó Lug.

—¿También de otro mundo?— preguntó Ana.

—Sí— confirmó Lug.

Colib extendió su mano, ansioso por probar, cuando Lug le alcanzó un bizcocho untado con la mermelada.

LA PROFECÍA ROTA - Libro III de la SAGA DE LUGWhere stories live. Discover now