Cuarta Parte: EL SEÑOR DE LA LUZ - CAPÍTULO 158

184 27 6
                                    

CAPÍTULO 158

Ops! Esta imagem não segue as nossas directrizes de conteúdo. Para continuares a publicar, por favor, remova-a ou carrega uma imagem diferente.

CAPÍTULO 158

Tarma entró a la tienda de Nuada y le hizo una reverencia al rey de los Tuatha de Danann.

—Tarma, qué bueno que has venido. Quería decirte que mañana nos iremos— le dijo Nuada— ¿Podrías avisarle a Eltsen de nuestra partida?

—¿A dónde irán?— preguntó Tarma.

—Volvemos a la península Everea, a casa.

—Me temo que tendrá que aplazar su partida por unos quince días— le anunció Tarma.

—Creí que Eltsen ya tenía todo organizado, que ya no nos necesitaba— replicó Nuada, sorprendido.

—Dentro de quince días se realizará un evento en el que debe estar presente, mi señor.

—¿Qué evento es ése?— preguntó el rey, intrigado.

—La boda de su hija, claro— respondió Tarma como si fuera lo más natural del mundo.

—Creí que mi hija había entendido que no tenía mi anuencia en este asunto. ¿Igualmente piensa llevar a cabo la unión?

—Claro que no, mi señor. Ella nunca sería parte de una boda oficial no consentida por su padre, es la tradición del clan.

—¿Entonces?

—Usted dará su anuencia, señor.

—Claro que no, ¿qué te hace pensar...? Oh, ya veo, viniste a convencerme. ¿Te envió Dana?

—Usted conoce bien su hija, señor, ¿cree que ella me envió?

—No— negó Nuada con la cabeza—, si estuviera involucrada en esto, habría venido ella misma, no habría enviado a alguien más.

—Está en lo cierto, señor.

—Tarma, mi decisión está tomada, no hay nada que puedas hacer al respecto.

—Entiendo, "el orgullo es una fuerza poderosa, pero como guía es desastroso".

—Cuidado, Tarma, te vuelves demasiado impertinente. Ya es un atrevimiento de por sí que me estés planteando el tema de la boda. Te he escuchado hasta ahora en deferencia al afecto que Dana te tiene, pero esto ya llegó demasiado lejos.

—¿Por qué es impertinente citar sus propias palabras, señor?

—Tarma...

—Señor, no he venido aquí con ánimo de ofenderlo ni juzgarlo, pero debe tener en cuenta las consecuencias de sus acciones.

—¡No puedo creer esto! ¿Quién crees que eres para...?— se enfureció Nuada.

—¿Cómo fue su relación con Dana en los últimos diez años?— lo cortó ella.

Nuada no contestó.

—No hubo ninguna relación, ¿no es así? Su propia hija estuvo tan sumida en su sufrimiento que ni siquiera le habló en diez años.

LA PROFECÍA ROTA - Libro III de la SAGA DE LUGOnde as histórias ganham vida. Descobre agora