Segunda Parte: EL FUGITIVO - CAPÍTULO 45

197 31 4
                                    

CAPÍTULO 45

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

CAPÍTULO 45

—Sí, sí, ya sé todo lo que me dices sobre la Nueva Religión, pero ¿qué conexión tiene eso con Faberland?— dijo Calpar, un tanto exasperado. Llevaba casi media hora escuchando las andanzas de Frido y sus problemas con los sacerdotes, y todavía no había descubierto nada nuevo. El tabernero disfrutaba contando toda clase de anécdotas personales que no venían al caso, con grandes detalles, y Calpar comenzaba a perder la paciencia.

—A eso voy— protestó Frido, al verse interrumpido—. La Nueva Religión es demasiado uniforme y bien organizada. Los sacerdotes que vienen de otros pueblos conocen y practican los mismos rituales, y predican exactamente las mismas doctrinas. Tal unificación solo puede significar que no estamos ante un fenómeno de formación espontánea, hay alguien con un plan detrás de todo esto, alguien muy poderoso e inteligente, alguien capaz de orquestar todo, aun desde lejos. Esta idea ya se había formado en mi cabeza hacía mucho, cuando los sacerdotes llegaron a Polaros. Yo ya sabía de su arribo desde antes, y tomé ciertas precauciones. Sabía que un hombre como yo no se iba a llevar bien con la Nueva Religión, pero fingí ser un inocente tabernero ignorante para tener la oportunidad de estudiarlos más de cerca.

El Caballero Negro, que siempre había considerado a Frido un bocazas un tanto pomposo, se sorprendió al descubrir que en realidad era un hombre inteligente y perspicaz.

—Y te acercaste demasiado...— intervino Calpar.

—Digamos que me asomé a la cima del volcán, y la lava explotó en mi cara. Tuve que salir huyendo tan rápido que apenas pude despedirme de Akir. Pobre Akir... no sé qué habrá sido de él...— se lamentó Frido.

—¿Qué pasó? ¿Qué fue lo que descubriste?— lo urgió Calpar, antes de que Frido volviera a desviarse del tema.

—El creador de la Nueva Religión es un Antiguo, su nombre es Math.

Calpar abrió los ojos, azorado. Su sorpresa no se debía tanto a la revelación de que Math fuera la raíz de la Nueva Religión, sino más bien a que tal información estuviera saliendo de los labios de un tabernero.

—¿Estás seguro? ¿Cómo sabes esto?— dudó Calpar.

—Seguro. Escuché una conversación entre el Supremo local y el propio Math. Y hay más, sé exactamente lo que ese maldito pretende.

Calpar se acomodó en la silla e hizo un gesto con la mano, instando a Frido a continuar.

—Su objetivo es destruir a todos los que intervinieron en la guerra de los Antiguos, todos los que formaron parte del Concilio hace diez años. Su primer objetivo es Faberland, luego le seguirán Aros y Kildare. Una vez que tenga en sus manos a estas tres ciudades, piensa que no le será difícil someter a Nuada y al resto del Círculo. Inclusive las mitríades están en su agenda.

—¿Pero por qué armar todo esto de la Nueva Religión?

—Porque necesita un ejército. Los fomores están prácticamente extintos y las criaturas del norte son impredecibles y difíciles de dominar, así que está preparando a gente común de los pueblos más pequeños para que lo sigan.

—¿Preparándolos? ¿Cómo? ¿Los está entrenando en el uso de armas?

—No, eso no es necesario, Math tiene el poder de grabar instrucciones en las mentes de sus seguidores y guiarlos, aun a distancia. He visto muy pocas personas capaces de rebelarse y no caer bajo su influencia, estas personas son acusadas de herejía y colgadas en la plaza principal de los pueblos para aterrorizar a los demás habitantes y hacer más fácil su sometimiento.

—¿Sabes cuántos son? ¿A cuántos tiene ya bajo su mando?

—No lo sé con certeza, pero calculo que son ya más de diez mil.

Calpar suspiró y se apoyó en el respaldo de la silla, preocupado.

—Ahora entiendo por qué quieren tu cabeza. En verdad eres el hombre más buscado del Círculo— musitó Calpar, grave—. Math no está en Faberland desde hace varios días, ¿alguna idea de adónde puede haber ido?

—No, lo lamento— respondió Frido, negando con la cabeza.

—Está bien, no te preocupes, lo que me has dicho es más que suficiente— dijo Calpar, poniéndose de pie—. Debo hablar con Neryok.

Frido vio que Calpar se tambaleó y se agarró del respaldo de la silla. Dedujo que tal vez se había levantado muy rápido y se había mareado, o que tal vez las noticias que él le había dado lo habían perturbado demasiado.

—¿Te sientes bien?— le preguntó—. ¿Por qué no te sientas un momento?

Calpar asintió, pero al intentar sentarse nuevamente, las piernas se le aflojaron y se desplomó al suelo.

—¡Calpar!— exclamó Frido preocupado, poniéndose de cuclillas a su lado.

Calpar hizo un esfuerzo y se incorporó con la ayuda de Frido, apoyando la espalda sobre una de las patas de la mesa.

—¿Qué sucede?— inquirió Frido, alarmado.

—Creo que... creo que...— Calpar tragó saliva y cerró los ojos, tratando de respirar hondo—. Creo que es un canal...

—¿Un canal? ¿Qué significa eso?

—Es Dana, está tratando de comunicarse conmigo.

—¿Dana? ¿La Mensajera? ¡Por el gran Círculo!— exclamó Frido, pululando nervioso alrededor de Calpar—. Dime qué debo hacer para ayudarte.

—Necesito concentrarme, necesito estar tranquilo— le respondió Calpar, aun sentado en el suelo con los ojos cerrados.

—Ven, acuéstate en mi cama, allí estarás cómodo— le ofreció Frido.

—No, no me atrevo a perder más tiempo, si no acepto el canal ahora mismo, podría cerrarse. Lo intentaré desde aquí mismo, pero necesito silencio— explicó Calpar.

—Claro, por supuesto, estaré tan callado como un cementerio, lo prometo, si necesitas cualquier cosa, aquí estaré— largó Frido a borbotones.

—¡Frido! ¡Por favor!

—Por supuesto, entiendo, te dejo solo— dijo Frido con las manos en alto, y se retiró de la habitación.

Con una mezcla de alegría y preocupación en su mente, Calpar se concentró y dejó que Dana estableciera la conexión. La alegría se debía a que esta comunicación significaba que Dana había terminado con su exilio del mundo y había decidido volver al mundo de los vivos, volver a tener contacto con el Círculo. Después de tantos años auto-castigándose por la muerte de Lug, era un alivio tenerla de vuelta, saber que su alma había sanado, aunque sea un poco. Calpar se sentía honrado de que ella hubiera considerado hablar precisamente con él, ya que sabía que él debía ser la persona que más le recordaba el horrendo momento de la muerte de su amado. Había sido precisamente él el que le había tenido que contar cómo Lug había caído al abismo. Ella nunca lo culpó a él por no haber podido salvarlo: encadenado y herido como estaba cuando ella lo encontró en las mazmorras de Bress, no había mucho que pudiera haber hecho. Aunque ella tampoco hubiera podido hacer mucho, había tomado toda la responsabilidad, y la angustia de la culpa y de su amor perdido la habían sumido en un abismo donde había nadado en su dolor sin fin por diez largos años. Pero por otro lado, esta comunicación repentina solo podía significar que algo grave había pasado. Calpar sospechaba que no era un hecho feliz el que había movido a Dana a romper el silencio y la soledad auto-impuestos. Con el pecho comprimido por la ansiedad y la mente agobiada de intranquila preocupación, Calpar se obligó a serenarse y abrir su mente.    

LA PROFECÍA ROTA - Libro III de la SAGA DE LUGWhere stories live. Discover now