Obsidiana es la segunda parte de "La Melodía de Aura", es necesario leer primero Preludio.
La Melodía de Aura es una historia llena de música, literatura, emociones a flor de piel y amores que jamás podrás olvidar. Si te interesa, debes empezar...
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Mi estómago se retuerce en formas imposibles cada vez que los gritos de euforia estallan a mis espaldas. Me aferro a la valla que nos separa del escenario, Eric intenta tranquilizarme con sus brazos a mi alrededor, no lo consigue. Además, está un poco celoso por la atención que están atrayendo los ligueros que sobresalen por debajo de mi falda corta. Bere y Henrik tuvieron la maravillosa idea de vestirme así, Eric está más que molesto con su primo. Me da igual, me preocupa más saber que mañana estaré ahí cantando, no me interesan en lo absoluto si miran mis piernas ahora o no.
¡Nadie me deja relajarme! Por la tarde recibí más de esos mensajes llenos de insultos, puta es su adjetivo favorito para llamarme. No armo mayor drama, los bloqueo e intento no comentarle a Eric, aunque siempre termino haciéndolo. Se enoja bastante, me ha pedido que el siguiente deje que lo responda él, acepté sólo por tranquilizarlo.
El metal de la valla vibra en mis manos. No sé si pueda hacer esto, pero ya no puedo arrepentirme. El recinto está lleno a reventar con las diez mil personas que contiene, los gritos son ensordecedores. Hemos visto desfilar a seis bandas, aguardamos por la última, Indiex.
Los demás se concentran en los detalles técnicos de quienes se presentan, intercambian opiniones y se hablan a gritos, no entiendo cómo pueden escucharse. Sofía está a mi lado, lo único que nosotras intercambiamos son miradas de pánico.
—Pequeña —susurra Eric a mi oído, creo que lo ha gritado.
Me giro un poco, con un beso apacigua la ola de nervios que había crecido desde la última vez que me besara. Ahora soy adicta a algo más que los cigarros.
La sexta banda se despide con una canción que hace vibrar el suelo del lugar. El miedo se ha convertido en un sudor frío que corre un maratón a lo largo de mi piel.
—Estúpido Henrik —dice de nuevo a mi oído—. Ahora sólo quiero regresar al hotel y verte sólo con esto...
Enreda un dedo en el liguero, dibuja esa media sonrisa que tanto me gusta. Lo obligo a soltar la prenda al girarme entre sus brazos, ahora luce un cómico mohín.
—¿Empezarás a actuar extraño?
—¿Por Indiex?
Asiento, no quiero que volvamos a pelear por eso.
—No —Baja su rostro hasta el mío—. No volveré a hacerte sentir mal.
Sus labios en verdad son peor que cualquier adicción que conozca. Han aprendido el ritmo exacto para hacerme suspirar de amor o ansiar llegar a la cama. Al separarnos distingo las miradas de algunas chicas que no tienen nada de odio, pero sí de anhelo... ¿Cómo no comprenderlas?
Eric está guapísimo, como siempre, con su vestimenta en colores oscuros y esos accesorios de plata, además tiene una chaqueta que ya me he imaginado quitándosela. Es gracioso cómo disfruta de toda la atención, la aprovecha para dejarme besos dignos del inicio de una película porno... ¡Parece muy divertido cuando me hace pasar vergüenzas!
