Capítulo 8 ( Parte II )

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Me estaciono afuera de MalaCruz, donde Mjölnir toca todas las noches que no se presenta en Arabella. Un desagradable cosquilleo me recorre la piel, pronto se convierte en un escalofrío. Si me hubiera dicho que el ensayo sería aquí me habría negado, pero es muy tarde y Eric viene hacia mí luego de estacionar su automóvil.

No quiero pasar frente a la bodega donde estuve con Dimas porque todos los recuerdos volverán como un torrente furioso... Ya puedo sentir la sangre intranquila y los huesos agitarse.

—¿No vas a bajar?

Ni si quiera respondo. Agarro mi bolso y salgo del automóvil bajo la mirada curiosa de Eric.

—¿Estás bien?

—Sí.

Caminamos hasta la puerta principal, Eric abre con un suave empujón. Estoy a punto de hablar sobre lo inseguro que es mantener la puerta abierta, cuando la conocida guitarra de Seven Nation Army me distrae por completo. Avanzamos entre las mesas, Billy está sentado frente al escenario observando a Berenice y Henrik interpretar la canción.

Henrik puede imitar la voz y, de hecho, me pregunto si en realidad no es playback.

—Es él —me dice Eric al observarme mirar hacia los lados del escenario—. Tiene una obsesión con todo el trabajo de Jack White.

El rubio nos dirige una sonrisa sin dejar de cantar. Berenice grita algo, no tengo idea de qué ha dicho.

Eric se acerca hasta Billy, con la música no los puedo escuchar hablar. No importa, estoy demasiado sorprendida por Henrik como para prestar atención a algo más.

Berenice deja de tocar antes y le grita algo a Henrik, la ignora hasta que termina con la canción; hace una reverencia, en la que su cabello rubio se mueve como en comercial de champú, y aplaudo.

—¡Te dije que me perdí! —chilla Bere.

—¿Cómo vas a perderte? Es demasiado fácil —le dice Henrik al desconectar la guitarra.

—Pues... —Bere le enseña el dedo corazón y baja del escenario de un salto—. Perdón, señor perfección.

MalaCruz luce realmente diferente cuando está vacío. Es más sencillo apreciar los dibujos de catrinas, que decoran las paredes, o los garabatos que han dejado los clientes.

Berenice corre hasta mí, me envuelve en un abrazo que casi me hace caer y trago varios mechones de su cabello... ¡Es demasiado efusiva! Henrik aguarda a un lado hasta que la pelirroja me libera y saluda con un fuerte abrazo... ¡Los dos son demasiado efusivos!

—¿Por qué nunca te he visto cantar esa, Henrik?

El rubio regresa al escenario, se impulsa con ambas manos y se sienta al borde de éste.

II. La Melodía de Aura 2 - ObsidianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora