Capítulo 50

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El camerino parece zona de equipaje de algún aeropuerto. Las maletas están apiladas en los rincones, algunas desparramadas en el suelo; los instrumentos musicales son los únicos que parecen estar a salvo en un rincón de la habitación... ¡Músicos!

Acabo de enterarme de que la batería del bar es de Eric, se la ha rentado a Federico desde que abrió el lugar. Cedric deja la suya en casa para ensayar; sin embargo, para el concurso se llevará algunas partes.

Parece que continuaré descubriendo cosas sobre Eric todos los días...

Con la ausencia de Gray y Mjölnir, Fede ha decidido dar oportunidad a otras bandas locales. Gabriel no está muy feliz con la noticia, supongo que teme ser remplazado. Para Henrik fue indiferente, pues siempre tendrán a MalaCruz.

Es inquietante pasear la mirada sobre nuestro equipaje, pensar en lo mucho que ha cambiado mi vida en unos meses. Pasé de usar la ropa sobria y seria para la oficina a vestir formal, con un toque sexy, para el bar. Ahora llevo con un short de mezclilla y una blusa deslavada en tono gris, un atuendo cómodo para viajar.

Termino de meter mis cosas a la maleta, me provoca una sonrisa descubrir una chamarra de Eric entre mis cosas, supongo que se le olvidó guardarla en la suya. Mi mente está viajando muy feliz a los recuerdos del guitarrista cuando el aroma dulzón de un perfume se cuela por mis fosas nasales, Minerva acaba de entrar al camerino.

—Será complicado subir todo esto al autobús —comento intentando suavizar la tensión que explota entre nosotras al intercambiar una mirada.

Al llegar al bar encontré a Minerva y Dimas más cursis de lo que los he visto en el tiempo que llevan juntos. Estaban sumergidos en un cálido abrazo, mirándose a los ojos, compartiendo pequeños besos. No obstante, hace un rato volvieron a discutir... ¡Esta vez yo ni estaba cerca, no pueden culparme!

—Sí... —sonríe—. Nunca me decido a la hora de empacar.

—¡Lo sé! No sabes si de pronto tendrás deseos de usar la falda que no llevaste...

—O las botas que pensaste no usarías...

—¡Sí! Eric no entiende, se ha quejado de lo pesada que es mi maleta una y otra vez.

—Dimas hizo lo mismo...

Anotaré este momento entre los más raros de mi vida. No considero que continuemos con nuestra tregua por mucho rato. Planeo llegar viva a Cancún, así que me despido y abandono el camerino.

Úrsula me ha advertido de que Rosario está amenazando con desheredarme. Me tiene sin cuidado, hace mucho que no cuento con su apoyo económico. Las cosas materiales que he alcanzado son gracias a mi trabajo y a parte de las regalías que me corresponden por las obras de papá. Tengo una pequeña cuenta bancaria que administro con mucha precaución, ahí están mis ahorros.

II. La Melodía de Aura 2 - ObsidianaWhere stories live. Discover now