Capítulo 37: Destructivo amor de tres.

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Estaba inmersa en un coma mental tratando de responder una tonelada de dudas, ¿Qué había sucedido? ¿Por qué Mike estaba aquí? ¿Acaso Alex estaba muerto? Lo único que comprendía era que hace unos minutos yo estaba con Alex tratando de pedir algo de cenar mientras hablábamos sobre el perdón y el amor. Y en un parpadeo Mike le había disparado en el pecho a Alex y ahora quería que yo me marchara con él, pero, ¿Por qué?

Grité con gran fuerza en búsqueda de algún tipo de ayuda para Alex. Me abalancé sobre él ubicando su tacto y su respiración, quería confirmar su aun respiraba, si aún estaba con vida. Mis manos temblaban cuan terremoto y de esa forma era complicado saber si su corazón estaba latiente.

Mike me tomo del cabello y me levantó. Un fuerte golpe en la cabeza producida por la empuñadura de la pistola hizo que mi cerebro durmiera también.

- Trata de no olvidar esto porque cuando despiertes, todo será diferente –Mencionó Mike y mis ojos se cerraron en lo que sería un abismo emocional.



Reaccioné gracias al sonido producido por la bala de oxígeno. Mi cerebro despertó pero mi cuerpo aún no. Podía escuchar pero no hablar, podía sentir pero no moverme, podía ver pero ellos no lo sabían ¿Qué me había sucedido después?

Mi entorno era frio, aparentemente estaba en una habitación muy amplia, acostada en lo que sería una camilla, las paredes eran blancas y tenían en ellas muchos cuadros de diplomas, frente a mi había un televisor y a su lado había una sofá. Mike estaba acostado en aquel sofá, profundamente dormido. Me enfurecí al no poder moverme, hubiese sido la perfecta ocasión para escapar o para... asesinarlo así como él lo hizo con Alex.


¡Alex! La desesperación entró a mi cuerpo al recordarlo sangrando y con un balazo en su cuerpo. A pesar de todo lo sucedido, Alex seguía siendo parte de mí. Por otro lado también me preocupaba Daniel, ¿Mike sería tan despiadado para hacer algún daño a su propio hermano? Seguro que sí. Mientras dormía se veía tan inofensivo, pacifico, vulnerable. En días como hoy es donde me pregunto, ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Por qué no simplemente podemos nacer solos para no tener que preocuparnos por nadie más?


El teléfono celular de Mike sonó y él se despertó de inmediato, lo agarró en sus manos y contestó lo que sería una llamada telefónica.

– Daniel, ¿Qué rayos necesitas? –Era DANIEL. Sentí como mi cuerpo dio un pequeño brinco pero Mike no pareció notarlo–... ¡No seas tonto, sabes lo que sucederá si mamá se entera! ¿En realidad estás dispuesto a eso, y todo por Marceline ? –La voz de Mike era entonces temblorosa, podía sentir temor en ella. En ese momento pensé que Daniel nunca me habló de su madre, me pregunté quién podría ser esa señora y por qué Mike tendría miedo a su reacción–... Marceline no regresara, sabes lo que haré con ella –Un escalofrío recorrió mi cuerpo, sentí como el movimiento estaba regresando a mí–... Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos llegar a ser, tú me enseñaste eso hermanito, ¿lo has olvidado?... –Mi cuerpo dio otro brinco, y mis piernas ahora ya funcionaban, oficialmente ya había recuperado el conocimiento totalmente. Pero Mike no podía darse cuenta o me mataría enseguida.

La conversación parecía ponerse peligrosa, Mike alzaba tanto la voz que parecía como si cualquier persona en el mundo lo pudiese escuchar. Un gran golpe en la puerta del costado derecho hizo que Mike soltará su celular, cayendo al suelo y él escondiéndose en el cuarto de baño, ¿Acaso solo estábamos él y yo? ¿No tendría esta vez a sus “secuaces”? Al parecer no.

Un conocido rostro se asomó cuidadosamente a través de la puerta. ¡Key!. Ella me vio e hizo una extraña seña que de inmediato comprendí que era de silencio. Key estaba encerrado en el baño, Key a través de la puerta y yo... acostada en una cama. No podía quedarme allí. Me levanté lo más rápido que pude pero la manguera de suero impedía mis movimientos, arranqué la aguja y corrí hacía la posición de Key.

- Tenemos que salir de aquí ahora, ¿dónde está Mike? –Habló ella en tono agitado.

- ¿Alex? ¿Sabes algo de Alex? –Pregunté de inmediato, en ese momento no podía pensar en algo diferente.

- Él está estable, ahora está en el hospital –Eso me tranquilizo, ella sonrió y luego añadió en tono exasperado–: ¡¿Dónde está Mike?!

- Se encerró –Mi voz se quebraba, aun la debilidad de mi cuerpo era más fuerte que yo–. Se encerró en el cuarto de baño– Le dije mientras bajábamos unas escaleras en forma de caracol.

- ¡La llamada! ¡ Daniel! ¡Nos puede ayudar!



¡ Daniel! Daniel estaba en el teléfono con Mike antes de que él dejara caer su celular al suelo y se metiera al cuarto de baño. Si volvía a la habitación y tomaba esa llamada, le podría decir que nos recogiera en algún lugar cerca, no sé cómo Key había llegado hasta aquí pero al parecer conocía muy bien el sitio.

- No seas tonta, él puede salir y todo se habrá terminado para las dos –Key me tomó con fuerza del antebrazo, la rechace.

- Muchos de nosotros no vivimos nuestros sueños porque pensamos en nuestros miedos –Le dije y ella me miró fijamente a los ojos–. Key, tengo que avisarle de esto a Daniel, es necesario que lo haga.

Ella asintió y subimos de nuevo los dos pisos que habíamos bajado hasta entonces. Al parecer Mike aún estaba en el cuarto de baño y el celular aún estaba en el suelo. Key sacó de su pantalón una pequeña pistola. Me alarme, pero luego pensé en qué, con Mike, sería mejor estar prevenidas. Corrí hasta la posición del teléfono celular y lo tomé en mis manos anhelando que Daniel aun estuviese allí.

- Amor, ¿estás ahí? –Hablé con un susurro mientras caminaba de nuevo a la puerta.

- ¿Marceline? ¿Ángel? ¿Dónde estás? –Escuchar la voz de Daniel resultaba ser lo más tranquilizador del mundo, ya no me sentía sola.

- Necesito tu ayuda, recogemos en...

La puerta del cuarto de baño se abrió de golpe y de allí salió Mike con su revolver en la mano. La expresión de su rostro era tan indignada que realmente daba temor ver sus ojos  directamente. Key se puso delante de mí.

- ¡Cálmate! ¡Mike, sabes que esto no es necesario! –Gritó exasperada.

- ¿Necesario? ¿Qué sabes tú de eso? Me dejaste cuando quería comenzar desde cero.

- Comenzar desde cero no es malo, porque cuando comienzas de nuevo, recibes una nueva oportunidad para hacer las cosas bien.



Tarde un segundo en parpadear cuando Ging apareció tras de mi con un revolver, me pregunté, ¿acaso es normal que todos los estudiantes de la universidad tengan uno de esos?



¡Uno! ¡Dos! –Lo siento, Marceline–. ¡Tres!


Gracias a la siguiente escena comprendí que: quien lucha, puede perder; quien no lucha, ya perdió. Key luchó por un asunto ajeno, y perdió. Ging lucho por una traición, y perdió. Mike lucho por la ambición y el poder, y también perdió.

Lo asimile luego de estar dos horas en el suelo sin poder mencionar una sola palabra: Cuando Mike vio a Ging, pensó que le iba a disparar a Key y halo del gatillo, dando un tiro en la frente de Ging. Key pensó que él me había disparado a mí y halo del gatillo, dando un tiro en la frente de Mike. Luego volteo hacía atrás, vio a Ging en el suelo, comprendió que Mike solo quiso protegerla, apunto la pistola en su cabeza, se disculpó... y disparo.

Triángulo ViciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora