Capítulo 28: La bella, la bestia y el príncipe. Parte I.

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Afuera de la habitación estaba Alex esperándome, de pie con su pose de galán de telenovela. Usaba un traje negro de corbatín. Tan guapo e imponente como siempre solía ser. Su mirada era fija mientras caminaba hacia él. 

- Estas muy... sexy –Mencionó él. Realmente lo estaba aunque hubiese preferido que me dijera otro "cumplido" en ese momento. Mi inseguridad seguía aumentando.

- ¿No se te ocurrió otra cosa más tonta que decir, Alex? –Hable en tono cortante.

- No, sabes que siempre digo lo primero que se me viene a la cabeza –tomo mi mano y la apretó con fuerza.

Caminamos hacia el gran salón, todo estaba perfectamente hermoso: Luces rosas, enormes reflectores multicolores, flores. Y las personas. Las chicas lucían sus hermosos vestidos de lentejuelas y los chicos resaltaban la elegancia con sus trajes de corbata. Todo era perfecto, excepto por el pequeño detalle de que mi novio tenía que esconderse y que yo solo había asistido para tener que seducir a Mike, lo cual no había salido nada bien.


- ¿Quieres un trago? –Preguntó Alex, interrumpió mis pensamientos. Por un momento me imaginé estando ahí con Daniel, bailando de la manera más romántica del mundo.

- No, con un vaso de agua estaría bien –Respondí.

- Marceline, princesa, no tienes que estar enojada conmigo –Hablo Alex con tono melancólico–, mi intención no era estar aquí, fue Mike el que me lo pidió y... no podía negarme.

- ¿Miedo? ¿Le temes a Mike? –Mi pregunta lo incómodo. Era obvio que no le temía. Conocía a Alex casi más que a mí misma y sabía lo que él quería en realidad: más poder.

Ignoro mi pregunta totalmente. Se alejó de mí para ir por un vaso del fino Whiskey que ofrecían en la fiesta. Pensaba en Danie, pensaba en Mike, y sobre todo pensaba en todas aquella chicas que sufrieron el terrible poder del Frantic Delirium. Key, entre otras más.

Key. Estaba en el otro extremo del salón, a lo lejos la veía discutir con un chico que estaba de espaldas, me resultaba vagamente familiar aunque solo conseguía ver su amplia espalda y sus despeinados cabellos. El chico se fue y ella camino hacia mí, tan estilizada, glamurosa... hermosa.

- ¿Estás bien? –Le pregunté cuando llego a mí–. Te vi discutiendo con un chico hace un momento.

- Sí, sí. Solo era una tontería –Respondió ella–. ¿Estas con Daniel?

- No, en realidad no.

- ¿Entonces?

Alex llego ante nosotras antes de que pudiera responderle. Ella quedo muda. Su mirada me decía que esto no estaba nada bien, y yo era consciente de eso.

El volumen de la música zumbaba en mi cabeza, el tiempo pasaba y esta noche no estaba saliendo como la imaginaba. Hacía un momento había visto a Daniel entrar en pareja de Ging, eso estaba bien teniendo en cuenta que ahora éramos un equipo, aunque mi cuerpo y mi corazón no pudieron evitar sentir celos. No soy de piedra.

Me encontraba sentada en una fría silla de mármol cuando una hermosa melodía sonó (Ed Sheeran – Perfect). Alex estiro su mano hacia mí para invitarme a bailar. Accedí después de meditarlo un poco. Su mano rozaba mi cintura y su respiración era suave.


- ¿Recuerdas esta canción? –Pregunto él.

- ¿Crees que la olvidaría? –Contesté.

- "Perfect ". Hermosa.

Una tarde salíamos del colegio directo para mi casa, sentados en el frio piso escuchábamos esta canción mientras él me contaba sobre sus antiguas novias, y yo solo lo escuchaba con la esperanza de que algún día él se fijara en mí. Esa tarde nos prometimos que esta amistad duraría siempre. Sin importar lo que sucediera.

- ¿Dónde ha quedado todo eso, Marceline? –Su voz era melancólica, como si en realidad sintiera algún tipo de dolor.

- ¿A qué te refieres? –Pregunté.

- A nosotros, a ti, yo y nada más, a nuestra... amistad.

- Todo quedo atrás cuando decidiste unirte al Frantic Delirium, Alex yo...

Mis palabras fueron interrumpidas por algo totalmente inesperado: un beso. Alex juntos sus labios con los míos de tal manera, a tal velocidad que simplemente no tuve tiempo de evitarlo. Tan cálidos. Tan apasionados. Hace tan solo unos meses hubiese deseado con todo mi corazón que esto pasara, pero ahora... ya era tarde.


Un fuerte estruendo se escuchó atrás de mi compañero de baile, Daniel se notaba tan desesperado que sus venas se marcaban en su cuello. Un golpe. Un fuerte golpe fue directo hacia el rostro de Alex y él cayó al suelo con brusquedad. A partir de ahí, el caos reino en el lugar.     

Triángulo ViciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora