Capítulo 10: Verdades y falsedades.

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Ging me ayudó a salir del recinto, mientras caminaba a la salida no dejaba de cuestionar mi cordura. No sé si estar decepcionada de él o estar enojada conmigo. Confié en él, plenamente.

¿Es esto lo que se obtiene cuando no dudas ni un solo segundo y compartes parte de tu historia con alguien? ¿Es así como se sienten las puñaladas? El dolor es tan real, pero no creo que pueda sentir más el dolor que viene de raíz que el que se provoca sobre la superficie de mi corazón.

¿Debería de odiarlo a él o debería de odiarme a mí?
Santo Dios, ¿no he aprendido de mi ingenuidad? ¿No me ha quedado claro a pesar de mi historia con Alex?

No sé por qué estúpida razón pensé que sería diferente. Podría vivir etiquetada como una estúpida toda mi vida y lo creería. Porque así me siento en este momento, sumándole mi decepción y lo humillada que me siento. No sé si quiero saber de él. Una parte de mí está aliviada: ya no tendré que lidiar con su ego y su antipatía. Otra está desgarrada: me veo a mí misma en un rincón meciéndome mientras las lágrimas caen. Y la última parte está conmocionada, temblando, no puede creer que esto realmente se acabó, incluso medita si debería de acabarse.

Mi mente ya tomó una decisión y mi corazón aún está indeciso. Todos esos momentos en los que llegué a interrumpir sus pensamientos y arribé sin saludar gritándole alguna nueva idea o simplemente para saludarlo. Esos días parecían haber acabo, jamás podría verlo de la misma manera. Me pregunto si, por lo menos, podré volver a verlo. Sí, mi mente ya había hecho su veredicto: vivir separados con distancia de países. Pero mi corazón, oh, mi tonto, mediocre e iluso corazón. Siempre lo perdonaría, siempre. 

Así que... ¿Quién estaba mal? ¿Él por haber traicionado mi confianza y haberme hecho parte de su patético juego o yo, por haber permitido que me conociera sin la coraza que, él sabía perfectamente, estaba estrictamente establecida para el mundo que "conoceríamos juntos"?

Él podría irse a la porquería, pero una parte de mí, lo acompañaría. Pero, podría yo hundirme en todas sus promesas y entonces sí estaría completamente sola.

#Narra Alex.

La rubia se arrodilló frente a mí, necesitaba sacar el estrés que tenía acumulado y qué mejor manera de hacerlo que esta: Sexo.
Eché mi cabeza hacia atrás mientras ella me devoraba con destreza, enterré mis dedos en su rubia y falsa cabellera mientras apretaba con fuerza. Solté un fuerte gemido. Ella comenzó a usar sus dientes como arma de seducción, ella sabía que si no lo hacía bien, algo malo pasaría. Era chantaje, así funcionaba esto. Alguien tocó la puerta. Ahora si estaba furioso. Primero, Marceline se había ido. ¿Quién diantres la había dejado irse? Ella estaba bajo mi dominio. Mi mandíbula se tensó.

- ¡Para! –Le grité a la chica, que tenía el nombre postizo de Megan. Ella no hizo caso, seguía jugueteando conmigo, bajé la mirada, echando chispas y ella retrocedió. Se limpió las comisuras y se sentó, juntando las piernas y cruzando los tobillos–. Buena chica, tal vez piense en publicar esas fotos o no. –Volvieron a tocar la puerta, me calcé mis jeans y abrí.

- Alex, tenemos que hablar –Me topé con la mirada de Mike (el presidente del Frantic Delirium), arqué la ceja y sonreí burlón. Él profundizó la línea de su ceño. Entré, saqué la camisa y sin siquiera mirar a Megan, salí de nuevo.

- No puedo esperar para saber qué es tan importante como para que me hayas sacado –Le dije. Estaba de acuerdo con la "oficina" de Mike, me agradaba: tenía una mesa de billar, una mesa de apuestas en la que rifábamos a los participantes del club, un mini-bar del que extrajo dos botellas de cerveza, poniendo una frente a mí, le di un largo trago y lo miré.

- Ging dejó que Marceline se marchara –Me dijo Mike.

- No sé por qué sospechaba que su noviecita tenía algo que ver–Le di otro trago a la botella, estiré mis piernas y me crucé de brazos–. No me
llamaste por eso, ¿Qué quieres?

- Sabes que Marceline es tu... proyecto especial, es tu última prueba para que algún día ocupes mi lugar.

- sí, lo sé ¿y qué? –No pude evitar sostenerle la mirada cargada de odio y de rencor, él sabía que yo era su sucesor y yo sabía que él buscaría la manera de impedirlo. Estuvimos unos momentos en silencio, hasta que él se paró, sacó una foto y la puso frente a mí, éramos Marceline y yo cuando habíamos llegado al instituto. La tomé entre mis manos y la analicé: ella era hermosa, perfecta. La quería y mucho, pero había llegado al punto en el que no sabía con claridad cómo la quería. Apreté la mandíbula y lo miré de nuevo, sabiendo que esta conversación sería infinitamente importante.

#Narra Mike.

Mocoso arrogante. Yo sabía que Alex tenía algo que ver con Marceline. Evidentemente él la quería, pero era tan egocéntrico y arrogante que no sabía lo que realmente se sentía. Tenía mis sospechas, pero lo confirmé cuando lo observé ver la foto de su llegada. Por un momento, me recordó a mí. Ging era mi vida, pero yo ya estaba en esta vida cuando llegó a mi vida y no podía renunciar a ella fácilmente. Habían usado a ging para ponerme de presidente, la habían atacado sin que ella lo supiera, pero al saberlo yo, no podía permitir que le hicieran daño, así que asumí el puesto.

Había rumores, fuertes rumores de que Alex estaba tras mi puesto. Pequeño imbécil. Sí, quizás llegara a dónde yo estaba en este momento, pero el sabor amargo de la derrota, incluso en la victoria, lo perseguiría por siempre.

- Esto es lo que quiero que hagas, Alex –Hable con fuerte determinación.


- Esto comienza a ponerse interesante –Respondió Alex irónico, rodé los ojos ysaqué un disco, me puse de pie y lo puse en el reproductor, la TV ya estabaencendida, así que cuando regresé a mi lugar comencé a reproducirla. La imagenera ciertamente explicita, sexo sadomasoquista, levanté la mirada y vi a Alex,pude ver cómo su respiración se había quedado atascada en sus pulmones– ¿Qué esesto?

- Es tu última tarea. Marceline y sexo sado.    

Triángulo ViciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora