Capítulo 14: Triangulo Vicioso.

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 Al verlo, mi corazón de revolvió, su sarcástica sonrisa me resultaba estúpida, me miraba fijamente sin pronunciar palabra alguna, al fin se limitó a decir:

- ¿Me has guardado un lugar, eh?

- Yo... No, no te esperaba a ti.

Me ajustaba la mano contra la suya con gran firmeza, sin decir otra palabra, la solté, provocando que su mirada se apagara. Si no lo conociera hubiese pensado que estaba entristecido.

- ¿No quieres sentarte junto a mí? –Preguntó. Su respiración era lenta, igual que los latidos de mi corazón.

- No –respondí cortante–, ¿acaso ya olvídate lo de la otra noche, cariño?

- Tu tono es bastante sarcástico, querida amiguita –Hablo Alex, mientras se revolvía sus despeinados cabellos castaños, mirando hacia el suelo–. Solo déjame explicarte lo que sucedió

- ¿Lo que sucedió? ¡Alex, me retuvieron una noche! ¡Me obligaran a tener prácticas sexuales...! –Mi tono agudo resultaba casi como el chillido de un gato furioso, y el habla se transformaba en gritos, hasta que él me interrumpió.

- ¡Cállate! Solo déjame explicarte ¿está bien?

Me halo de un brazo hasta las sillas que había apartado para Daniel, se sentó y yo hice lo mismo a su derecha. No quería hablar con él, en ese momento deseaba que algo impidiera la ridícula explicación que estaba a punto de darme Alex. El deseo se hizo realidad.

Alguien se sentó a mi derecha, agarrándome la mano y tranquilizando mi alma: Daniel.

- ¿Todo bien? –Preguntó Daniel, mirando a los ojos a Alex.

- ¡Claro que sí! –Respondió Alex, sin dar tiempo para que yo lo hiciera–. Somos mejores amigos
¿verdad, Marceline?

Mi cuerpo se tensiono, ya no éramos mejores amigos ¿o sí? ¡No! Un amigo no hace lo que él me hizo, es todo lo contrario a un amigo, es un desgraciado que no tiene alma.

- Lo fuimos –Respondí mirando a Daniel–. Hace tiempo.

- Oh, entiendo. Está bien, ángel –Dijo él, llevando mi mano a sus labios para darle un suave y dulce beso.

- ¿No me presentaras a tu nuevo amigo? –Hablo Alex dirigiéndose a mí, en su voz había rabia y rencor, aunque sorprendentemente eso me generaba un poco de satisfacción.

- No somos amigos. Marceline y yo..., somos novios.

El último comentario de Daniel me había dejado completamente helada ¿éramos novios? Bueno, a decir verdad, teníamos algún tipo de romance, pero no comprendía bien lo que era, ahora él me lo había dejado completamente claro. Los ojos de Alex se encendieron hasta el punto de parecer casi salir fuego de ellos, tocio disimuladamente para ocultar su ira en ese momento.

- Así es, Daniel y yo somos novios –Hable luego de pasar la tensión.

- ¿Daniel? –Preguntó Alex, que parecía muy sorprendido–. ¿Daniel?


¿Sabía algo sobre él? Su sombría sonrisa me causo escalofríos. Alex miraba hacia el frente con un gesto sarcástico en su rostro.

En el escenario, un hombre muy mayor comenzó a hablar, entonces recordé que se trataba de Jay Park, el decano de la facultad de artes. Su voz era tan ronca que resultaba fastidiosa, logre entender sus palabras luego de un momento de hablar, dijo algo que me hizo elevar: el baile de bienvenida.

Estaba emocionada escuchando hablar a Jay Park, desde muy niña me ha gustado bailar y la idea de hacerlo aquí, aunque me avergonzaba también me motivaba. Por mi mente pasaron muchos momentos de mi vida junto a Alex: los bailes escolares, las ferias en el pueblo, cada canción que bailaba lo hacía junto a él. Me entristecí entre los recuerdos. Fui interrumpida por él, Alex me toco el hombro con extraña suavidad, volteé a ver a Daniel pero estaba bastante concertado en el discurso de Jay.

- Me voy –Hablo Alex en mi oído– Solo quiero que tengas cuidado.

- De lo único que tendré cuidado, es de ti –Le dije con molestia.

- Ten cuidado de..., Daniel –Su tono al nombrar "Daniel" pareció dudoso, su mirada era fija en mí y eso me provocaba escalofríos de nuevo, luego añadió–: Si es que ese es su verdadero nombre.

- ¿A qué diablos te refieres con eso?

- Pregúntale sobre Mike, él te oculta muchas cosas.

Entonces se marchó, dejándome sumergida en el mundo de la duda y la incertidumbre. El nombre de "Mike" quedo retumbando en mi cabeza, sabía que ya lo había escuchado antes, vagamente pero, no recordaba en donde, o cuando. Volteé para ver los hermosos ojos negros de Daniel, deseando encontrar en él algo que me hiciera dudar: no hubo nada. ¿Realmente conocía tan bien a Daniel?    

Triángulo ViciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora