Capítulo 3: Malas influencias.

1.6K 59 0
                                    


Trataba de moverme casi mecánicamente, aunque sin mucho éxito. De pronto me soltaron, emití un suave gemido de dolor y angustia, voltee inmediatamente para observar la persona que estaba detrás de mí. Una chica: de cabello negro perfectamente rizado, un fleco ocultaba su frente mostrando una gran expresión en sus ojos, unos ojos muy delineados de color negro, grandes (aunque hermosos) y su mirada lograba intimidarme hasta sentirme casi desnuda, tenía perforaciones en su labio inferior y una pequeña argolla en su nariz. ¿Quién era esta chica?

Antes de lograr pronunciar una palabra, la chica que estaba tumbada en el suelo se levantó automáticamente, soltando unas fuertes carcajadas sobre mí, lo que me provocaba impotencia y malhumor.

- ¿Salió bien? –Le pregunto la chica castaño a la de cabello negro.

- No lo sé, preguntémosle a ella –Hablo la otra–. ¿Salió bien? –Hablo, dirigiéndose a mí

No tenía ni la menor idea de lo que se referían. Pero todo indicaba que yo había sido víctima de una broma, una cruel y estúpida broma.

- Si, salió muy bien –Comente, fingiendo no haber creído la actuación–. Que buen trabajo.

- No te enojes chica, fue solo un acto de bienvenida –Hablo la castaña.

- Mi nombre es Key –Se presentó la chica de cabello Negro–. Y ella es Sofia, seremos tus nuevas compañeras de dormitorio.

¡Locas! ¡Un par de locas! ¿Podría tener mejor compañeras que ellas dos? En este momento solo quería salir de allí y volver a mi pueblo, a mi casa, con mi gente, con mi familia.


- ¿No nos dirás tu nombre? –Indago Sofia, en tono sarcástico.

- Soy Marceline –Respondí, con una enorme sonrisa sarcástica para que notasen mi enojo.

- Mejor te dejamos descansar –Hablo Key–. Allí está tu cama y tu closet –Siguió, señalando la cama que estaba en el extremo derecho de la habitación.

Cuando mis nuevas compañeras se marcharon, mi paso a seguir fue simple: lanzarme a mi cama y cerrar los ojos fuertemente, quería dormir, olvidarme de todo. Mi mente estaba ocupada, pensaba en mí... pensaba en Alex, ¿Qué será de nosotros ahora que estamos tan cerca? ¿Estaremos por fin juntos? ¿Nos volveremos dos extraños?... Muchas cosas pasaban por mi cabeza en ese instante, sentía como el agotamiento me provocaba sueño y mis ojos se cerraban automáticamente.

Desperté de un brinco por culpa de una pesadilla que rondaba por ahí, al ver la luz que se colaba por la tersa cortina note que había dormido mucho tiempo, aunque no el suficiente puesto que aún no había amanecido. Me levante de punticas sin querer despertar a las dos chicas que aparentemente ya se encontraban durmiendo. Salí de la amplia habitación al pasillo principal, apoyada sobre la puerta del frente. Alguien toco mi hombro con suavidad.


- Es hora de dormir, por si no sabías.


Solo podría haber una persona con ese tono de voz tan extrañamente seductor (teniendo en cuenta que desde que llegue no he hablado con mucha gente) así que me limite a responderle a Key sin voltear.

- Dormí toda la tarde, así que no tengo sueño ¡por si no sabías!

- ¡Jajá! –Burlo ella–. No tienes que estar a la defensiva conmigo Marceline. ¿Quieres dar un paseo por el campus?

Quizás un poco de aire fresco me ayude a relajarme, así que acepte su oferta. Salimos con pisadas suaves ya que no es común que dos chicas estén dando vueltas por el campus a mitad de la noche, al salir, caminamos por la inmensa zona verde que había visto al llegar con Alex, esta mañana.

- ¿Llevas mucho aquí, en la universidad? –Pregunte, para romper el hielo.

- Tres años ¿Es mucho? –Hablo ella–. Teniendo en cuenta que han sido los mejores tres años de mi vida.

- ¿Por qué?

- Este es el mejor lugar, aquí puedes formarte, conseguir amigos... amor.

Amor... por la expresión de Key estoy segura que está enamorada ahora mismo, aunque quizás no correspondida, su mirada se apagó y la dirigió al suelo de inmediato. Ahora que la veo mejor, esta chica puede que no sea tan mala: su atuendo es más original que el de las demás, tiene buen sentido del humor, y... sufre por amor. No quiero decir que me agrade que sufra, es solo que me alegra saber que no soy la única.


Estaba a punto de pronunciar una nueva palabra, pero un terrible chiflido que provenía de una persona atrás de nosotras me interrumpió, al voltear, lo vi. No sé qué sucedió en ese momento, sentí como mis intestinos se retorcían y mi cerebro procesaba mucha información al mismo tiempo. Era un chico: Su cabello negro perfectamente peinado hacia abajo, sus negros y profundos ojos, su blanca y seductora sonrisa, quizás era el chico más guapo que había visto en mi vida. Pero hubo algo más en él, más que su aspecto físico. Su mirada.

Triángulo ViciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora