Capítulo 31 : Retrato de una víctima

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Estaba sumergida en un mar de extensos planes y estrategias para acabar con todo esto cuando la bocina de la motocicleta de Ashley interrumpió mis pensamientos. Camine hacia ella.


- ¿Estás bien? –Me preguntó amablemente ella.

- Si, gracias. Me has ayudado mucho hoy.



Subí a la motocicleta y nos dirigimos de vuelta hacía la universidad. El viaje fue rápido y silencioso, mi cerebro no dejaba de procesar múltiple información que me fuese de ayuda en todo esto. Al llegar a la universidad le agradecí a Ashley y me encamine en busca de Key.


Toque la puerta con precaución y fue Sofia la que me abrió. Su expresión era la misma de siempre: ausente. Me seguía preguntando como había logrado esta chica entrar a tan prestigiosa universidad.

- ¡Marceline! ¡Qué bueno verte de nuevo! –Dijo Sofia.

- Tengo que hablar con Key ¿Se encuentra aquí? –Quizás fue grosero de mi parte, pero no me importaba, realmente necesitaba hablar con esta chica–. Puedes decirle que salga.

- Key... Ella no está bien –Confesó Sofia

- ¿Por qué? ¿Qué tienes? –Me alarmé, temía a que Mike le hubiese hecho algo, o Ging, o Ale...

- No sé si sea lo correcto, ella no quiere ver a nadie...

- Adelante, Marceline–Habló Key atrás de Sofia, sonrió y me tranquilice al saber que se encontraba aparentemente “bien”


Entré a la habitación y me senté al borde de la cama. Sofia salió del cuarto y Key se sentó a mi lado. Su semblante era triste, inusual. Sus cabellos estaban despeinados y sin brillo, usaba un pijama de rayas azules y su expresión era melancólica.

- ¿Terminaste con Daniel? –Pregunto ella, rompiendo el silencio incómodo.

- Así es –Confesé y mi corazón se fisuro en miles de gritas mientras lo hacía–. Hemos terminado, pero estoy dispuesta a...

- ¡No lo digas! –Me interrumpió Key angustiada–. No sabes en lo que te metes, es mejor que te olvides de él de una vez por todas.

- Key pero, yo lo amo, y él me ama a mí, estoy segura –Le protesté.

- Yo lo amaba –Su voz se apagó automáticamente–. Y él me amaba a mí.

- ¿A quién? ¿Y qué sucedió?

- A Mike.

Me quedé helada, ahora comprendía muchas cosas, aquel chico que vi de espaldas hablando con Key en la noche del baile era él. Y cuando nos conocimos supe que estaba enamorada y ahora sé de quién. De inmediato la curiosidad fue más fuerte que yo.



- ¿Qué sucedió? –Pregunté.

- Frantic Delirium. Eso sucedió –Su voz tembló y mi cuerpo también lo hizo. Ya sabía que Key era una víctima del club, pero nunca me había preguntado cómo había sucedió, o en qué circunstancias.

- ¿Quieres hablar de eso?

- Conocí a Mike cuando entré a la universidad, él era el chico más popular junto con su hermano: Daniel. Eran los reyes de aquí. Comencé a salir con él sin saber a lo que me enfrentaba –Habló Key y no pude evitar sentir miedo de lo que estaba a punto de contarme–. Luego apareció Ging. Y cuando descubrí que Mike me engañaba con ella... ya era tarde.

- ¿Tarde? ¿Qué sucedió después, te alejaste de mike?


- Humedad. Todo el lugar olía a metal. A óxido y sal –Hablo ella, hizo una pausa y luego añadió–: Oscuridad. Apenas podía distinguir los contornos de las figuras que se encontraban en la habitación –Su voz se apagaba poco a poco–. Soledad. Estaba completamente sola, ni un alma me acompañaba. Podría asegurar que no había ratones, ni cucarachas cerca. Había algo que repelía a los animales de aquí, como si hubiera una señal dictando "Peligro" y siguiendo su gran instinto de supervivencia, se alejan –Ella se acostó, colocando su cabeza sobre mis piernas antes de seguir hablando–. Levante mi cabeza, estaba desnuda. Lo único que me cubría el cuerpo era mi denso y extenso cabello negro. Me llegaba hasta la cintura. Mis ojos trataron de adaptarse a la oscuridad. Me apoye en mis codos y trate de recordar. ¿Qué hago aquí? ¿Cómo llegue aquí? No. La cuestión es: ¿Por qué estoy aquí? –Trataba de imaginarme la escena, me aterraba–. Mi mente daba vueltas, no recordaba ningún acontecimiento que haya pasado anteriormente. Para ser más exactos, no recordaba… Nada. Ni mi nombre. Ni mi edad. Nada.

- Si no quieres continuar, está bien –Le hablé, pero luego me arrepentí, creo que la que tenía miedo en ese momento era yo, miedo de saber la historia, miedo de lo que ella me pudiese decir. Ella hizo caso omiso a mis palabras y continuo su historia.

- Me observe a mí misma buscando señales de golpes, raspaduras o alguna señal de daño físico. No pude. Estaba prácticamente ciega. Me levante con dificultad, mis pies adormecidos debido a días sin uso. Intente caminar, un paso, dos... Luego de que pude mantenerme en pie y trasladarme sin ningún inconveniente. Acaricie la pared lisa y húmeda buscando un interruptor. Mis manos agarraron algo y tardíamente me di cuenta de que era la perilla de una puerta. La gire esperando que se abriera, no lo hizo. Resoplé, ya frustrada, y seguí avanzando a ver que encontraba. Mis ojos divisaron algo, parecido a una mancha en la pared. Lo toque y me di cuenta de que era el interruptor que buscaba. La luz baño la habitación. Sofoque un grito –Sus ojos se abrieron como un par de platos, y su respiración aumento de forma considerable–. Cuerpos inertes colgaban de una soga por toda la habitación, haciendo un cálculo mental eran aproximadamente tres cuerpos. Tres personas sin vida –Quise gritar, correr, golpear a alguien... no podía creer lo que Key me estaba contando en ese momento. Ella suspiró y prosiguió, mientras yo me estaba cayendo a pedazos–. Parecían personas, aunque no podría decirlo con exactitud dado que estaban descuartizados. Las paredes húmedas estaban cubiertas de sangre, sangre fresca. Era fresca y reciente, ya que se hubiera secado de haber estado ahí mucho tiempo. Me mire a mí misma: mi cuerpo estaba bien. Bien en el sentido de que no tenía ningún daño. Estaba sucia debido al polvo y tierra del suelo en el que estaba anteriormente acostada. Tenía que salir de aquí. Necesitaba salir de este lugar. Me di la vuelta y me dirigí hacia la puerta. Tenía que derribar esa puerta. Necesitaba derribar esa puerta –La historia me erizaba todo el cuerpo, Pensé en Key en ese momento, sufriendo aquel terrible incidente, pensé en las cientos de chicas que pasaron por lo mismo–. Escanee el cuarto en busca de algo que me pudiera ayudar. Una silla se encontraba en la otra esquina de la habitación. Pero para llegar a ella tenía que cruzar por los cuerpos colgados. Me arme de valor y esquivando los cuerpos me abrí paso hacia la silla. Iba lo más lento que pude, medía mis pasos con mucho cuidado para no tropezar y chocar con los cuerpos. Ya al final cuando llegue a la silla y la agarre, escuche un ruido. La piel se me puso de gallina, me voltee lentamente y pensaba que mis ojos me mentían. La silueta de un hombre escondía la luz. Me agarro de la muñeca y me dio una fuerte bofetada. No recuerdo nada más.

El silencio reino. No sabía que decir, no sabía si consolarla o dejarla sola. El dolor era evidente en su rostro. De tristeza y espacios vacíos están hechos nuestros recuerdos.

- Yo... no sé qué decir –Confesé.

- Solo tienes que decir algo: que no volverás a estar con Daniel.

- Key, Daniel es diferente. Además, Ging y yo tenemos un plan para...

- Espera –Me interrumpió–. ¿Ging? Ella fue la que me hizo todo esto. Por ella me sucedió tal tragedia.

Y ahora ¿En quién debía confiar? ¿En Key, en Ging, en Mike, en Alex o en Daniel ? ¡En ninguno! Si quería destruir al Frantic Delirium, tendría que hacerlo sola.

Triángulo ViciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora