Un beso con Tsukishima.

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Bostecé por tercera vez mientras cambiaba los canales con el control remoto. Escuché el sonido de el teléfono de la casa sonando, pero decidí ignorarlo. Mi madre lo atenderá. Efectivamente el teléfono dejó de sonar inmediatamente y supuse que lo habían contestado.

-¡Cariño, es para ti!- gritó mi madre desde el pasillo.

Me levanté perezosamente y caminé hasta donde se encontraba mi madre. Ella me entregó el teléfono y me dijo en voz baja:

-Es la madre de Kei.- tomé el aparato y lo puse en mi oído.

-Hola, señora Tsukishima.- dije tranquilamente.

-Hola, cariño. ¿Como estás?- escuché en su voz que estaba un poco preocupada.

-Yo estoy bien, usted al parecer no.

-No, no, no, tranquila. Yo estoy bien, solo un poco preocupada por Kei.

-¿Sucedió algo con Tsukki?- pregunté mordiéndome el labio.

-Es que desde hace varios días solo sale de su habitación para comer pero ni siquiera habla. Esta más raro que de costumbre.- aguanté una risa pero la madre de Kei no lo logro.- Sólo tú haces que Kei salga de su habitación, ¿podrías venir? Quiero saber que le pasa a mi pequeño.

-Claro, saldré de inmediato.- dije mientras jugaba con el cable del aparato.

-Oh, eres un sol. Gracias, de verdad. 

-No se preocupes, haría lo que sea por Kei. Voy a ir ahora mismo.

-Hasta luego, linda.- dice y, al yo responder, corto la llamada.

-Mamá, iré a la casa de los Tsukishima.- dije al entrar a la cocina.

-¿Sucedió algo malo?- preguntó mi hermana mayor que estaba sentada en la mesa.

-No, es que Kei ha estado raro y su madre está preocupada. No es nada grave.

Luego de eso, salí de la casa abrigándome bien pues afuera estaba nevando. Caminé durante 15 minutos a la casa de mi novio con las manos bien abrigadas en mis bolsillo y mi nariz sumamente fría. Toqué a la puerta y la madre de Kei abrió con una sonrisa.

-Hola, que bueno que llegaste.- me abrazó y me indicó que entrara a la casa.- Estás helando. Ven, hice chocolate caliente.

Después de quitarme el abrigo y los zapatos nos dirigimos a la cocina. Allí estaba Akiteru bebiendo de una taza humeante y leyendo un libro.

-Hey, rubio.- dije pasando detrás de él.

-Hey, castaña.- dijo igual y ambos chocamos puños.

-¿Podrías llevarle este a Kei?- la mujer me entregó dos tazas de chocolate caliente. Yo las tomé y asentí.

-Iré a verlo.

Empecé a caminar hacia la habitación del rubio mientras daba pequeños sorbos de la taza. Al llegar a su puerta la abrí con dificultad y me encontré con mi novio sentado en el suelo con la espalda apoyada en la cama. Me senté frente a él y le entregué la taza.

-No quiero nada.- dijo con la voz ronca.

-No te pregunté si quieres, vas a beberlo.- él me miró e iba a protestar pero simplemente tomó la taza con una mano.- No era tan complicado.

-Igualmente, ¿qué haces aquí?

-Tu madre me llamó. Está preocupada por ti.- hable sin rodeos.- Dice que estás raro, dime que sucede.

-No tengo nada, ustedes exageran.- rodó los ojos y bebió un poco de la taza.

-Yamaguchi me dijo que te estresas más que antes en las prácticas.- murmuré.- Así que no puedes decirme que no es nada.

-No es nada importante.- dijo restándole importancia.

-Y Akiteru mencionó que estas practicando con su equipo.-lo mire y él bajó la mirada.- Algo está mal con tus bloqueos.

-¿Cómo demonios siempre sabes todo?- preguntó con cierto fastidio mientras se levantaba.- Empiezas a dar miedo.

-Te conozco mucho, Kei.- respondí y me levanté igual.- Aunque no quieras admitirlo.

-A veces eres muy fastidiosa.- dijo y rodó lo ojos. Yo aproveche ese momento para golpear su estómago haciendo que se doble hacia adelante.- ¿Que sucede conti...- tampoco lo deje continuar y, como al doblarse quedó más a mi altura, lo sujeté por el rostro y lo besé.

-Deja de ser así, sabes que puedes contarme todo.- escuché como suspiró y continué.- Y yo no soy fastidiosa. 





HAIKYUU || one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora