Kageyama Tobio - Especial Padres

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Pedido de: LaRoboteka

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Pedido de: LaRoboteka

― ¿Estás segura que estará bien? ―Inquiere el pelinegro, sentado en frente de su esposa mientras disfrutaban de la deliciosa cena, cortesía de Domino's Pizza.

―Ya te he dicho que todo estará bien, Tobio ―asegura mientras reía ante la preocupación constante de este―. Además, Miwa vendrá para acompañarme por si necesito algo. Deja de preocuparte.

―Pero y si...

―Nada de peros, mañana irás a ese partido y no te preocuparás por nada más que no sea ganar, ¿entendido?

Frunciendo el ceño, exactamente igual que sus dos pequeños cuando eran regañados por su madre, Kageyama no tuvo más que quedarse callado mientras seguía comiendo como si nada.

Su gran preocupación se debía a que su esposa se encontraba en el último mes de embarazo, pocas semanas antes de la fecha propuesta para la cesárea, por esta razón el hombre no se apartaba de su lado para prácticamente nada y tampoco dejaba que hiciera nada ella sola. Debido a esto, si fuera a dicho partido sería la primera vez que se alejaría de Mizu desde que el embarazo había empezado.

No podían culparlo por estar tan preocupado.

―Todo estará bien, papá, Kiyo y yo cuidaremos de mamá y el bebé ―dice de repente Satoshi, de tan solo cinco años, mientras señalaba a su pequeño hermanito que recién había cumplido un año.

Igual de preocupado, pero con una pequeña sonrisa en sus labios, Tobio tan solo asintió mientras revolvía el cabello azabache de su primogénito dándole las gracias por su gran ayuda.

Unas cuantas horas más tarde, una vez que los niños ya se encontraban en sus respectivas camas dormidos, llegó por fin el momento donde el matrimonio se encontraban recostados en su cama. Más bien, Mizu recostada mientras Tobio masajeaba los pies de la pobre embarazada.

―El equipo también tiene a Atsumu-san como setter, no hay problema si no voy mañana ―susurró viendo a la mujer con los ojos cerrados.

―Pregúntame si eso me interesa ―se burló sin siquiera mirarlo, consiguiendo un bufido del pelinegro―. No importa cuánto lo intentes, irás a ese partido, ganarás y todo estará bien.

Con un suspiro de resignación, continuó con el masaje una vez que entendió que aquello no llegaría a nada más que Mizu asegurando de nuevo que no daría su brazo a torcer.

¿Y si algo le pasaba? ¿Quién le pondría los zapatos? ¿Y si se resbalaba y caía? ¿Quién masajearía sus pies cuando le dolieran?

―Ya duérmete, Tobio, tienes que estar descansado para el partido ―masculló la fémina, dándole la espalda a su esposo mientras abrazaba la almohada especial para embarazadas, regalo especial de parte de Kiyoko.

HAIKYUU || one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora