~✘Stitched Heart✘~ (Juuzou Suzuya/Tokyo Ghoul's FanFic)

Capítulo 96: "Estadía productiva."

La curiosidad de Sadako y de Juuzou aumentaba a cada segundo. Parecía como si el mundo se hubiera detenido al rededor, mientras que en cámara lenta el vidrio del vehículo iba bajando al mismo tiempo que el volumen de la música.

— ¿Tú eres Sadako Matsuki, verdad? — preguntó asomándose por la ventana del lado derecho un apuesto joven asiático de cabello con tonalidades rojizas. Por su acento se obviaba que no era japonés.

— Uuumh... ¿si? — preguntó ella arqueando una ceja con expresión de sorpresa. La chica jamás había visto al misterioso joven.

Juuzou frunció el ceño haciendo un puchero y preparándose para cualquier cosa. ¿Por qué venía un chico apuesto a buscar a su novia manejando un lujoso auto? Él solo tragó saliva y apretó la mandíbula tomando fuertemente la mano de Sadako. 

— Siwonhan~ — rió el joven volteándose nuevamente para hablarle a alguien en el asiento del copiloto.

— ¿Qué dijo? — le susurró Sadako a Juuzou tapándo la gesticulación de sus rojizos labios con la palma de su mano.  

— Oh... ni idea. — respondió el pelinegro y alzó y descendió los hombros en seña de "no sé."

De pronto, apagaron la música por completo al igual que el motor del auto y la puerta del lado izquierdo se abrió. Ambos jóvenes parecieron incluso levantar el mentón con tal de ver a quién pertenecía la alta silueta que se encontraba de espaldas, hasta que aquel hombre giró lentamente.

Sadako abrió los labios lentamente como si quisiera decir algo pero las palabras no salieron, ya que ni siquiera las había formulado dentro de su cabeza. Aquel hombre rió tiernamente peinando y deslizando los dedos de sus bien cuidadas manos por su sedoso cabello mientras que con la mano libre hacía un gesto saludando. Inmediatamente caminó rodeando el auto y se dirigió hasta donde estaban ambos chicos.

— Koneko-chan, es... — susurró Juuzou bastante sorprendido.

— ¡TONTO-CHAN! — gritó Sadako corriendo hacia enfrente para abrazar fuertemente a Ryota.

El castaño rodeó con los brazos a la pequeña pelinegra e inmediatamente comenzó a llorar. Sus cristalinas lágrimas caían sobre los negros cabellos de Sadako, entretanto sus fuertes sollozos no podían ser retenidos por más tiempo empezando a llorar en voz alta. El mayor se dejó de caer de rodillas al suelo separándose del abrazo de su ex celebridad y la tomó del rostro mirándola fijamente.

— No-no puedo creer que... de verdad estás aquí... de pie. Yo, la última vez que te vi, estabas... Yo no pude aguantarlo y me fui, dulzura... — lloró el mayor acaparando la mirada de todo el mundo. Después de confesar aquellas palabras, delicadamente acarició el parche en el ojo de la menor con el suave roce de su dedo pulgar.

— Ryota-chan... estoy bien. — dijo ella sonriendo.

— Eso es fácil para ti, es que tú no te viste. Aún tengo pesadillas, pequeña comadreja... Si tan solo hubiera ido cuando me llam-. — el llanto del mayor fue interrumpido.

— Gracias... — dijo ella apoyando la palma de la mano en la cabeza de Ryota como si fuera un niño pequeño.

— ¿Po-por qué? — preguntó él frenando los sollozos para mirarla con los ojos aún lagrimeando. Aquellas palabras lo habían tomado por sorpresa.

— Levántate... sigues igual de ridículo y melodramático que siempre, Ryota... — dijo ella con un tono bromista alzándolo del brazo hasta que el mayor se pusiera de pie por él mismo. — Porque gracias a ti me encontraron. Sé todas las cosas que hiciste por mí y de no ser por ellas, no estaría hablándote hoy en día; estaría convertida en mierda de ghoul. — dijo ella sin mirarlo a la cara e inclinándose para sacudirle el polvo de las rodillas al contrario.

Ryota quedó enmudecido por aquel gesto. Sadako jamás había hecho algo así antes, ni tampoco había sonreído porque si. Teniendo en cuenta el conocimiento de todo lo que había ocurrido y haberla visto en el estado en el que se encontró en un pasado no muy lejano, ¿cómo es que parecía estar mejor ahora, incluso mejor que antes? Dentro del torbellino de pensamientos dentro de su cabeza, solo pudo notar como el nudo en su garganta transitaba hasta llegar a su estómago.

— Por eso, gracias... — rió ella entrelazándose los dedos de ambas manos tras la espalda.