Capítulo 82: "Estudiando armas."

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La respiración de Sadako se encontraba agitada e hiperventilada. Todo aquel combate imprevisto había resultado bastante extraño. ¿Por qué Furuta tenía tanta fuerza? Si era un investigador tan formidable, ¿por qué no avanzaba de rango? Definitivamente era mucho más difícil entrenar con él que con los demás chicos, pero aquellos acercamientos inoportunos la sacaban de sí. Furuta simplemente sobaba su frente esperando que el dolor del cabezazo de la chica pasara pronto, perdiendo las esperanzas sintiendo como una protuberancia se inflamaba bajo su palma.

— Voy a terminar con un chichón en la cabeza, ¿sabes? Mujer... tan pequeñita y con tanta fuerza, ¿cómo lo haces? — intentó reír Furuta. 

— No me pienso disculpar. Es tu culpa, idiota. — gruñó Sadako que desviaba la mirada lentamente hacia donde estaba de pie Hanbee. 

— Ha-hanbee... — saludó la pelinegra con sorpresa. — Mierda, espero que no lo haya visto de mala forma. — pensó para sí misma la chica. 

El alto pelinegro de ojos inexpresivos tomó una posición de pánico y antes de pensar en que estaba haciendo, salió corriendo para huir de la joven.

— ¿Huh?, ¡Hanbee, espera... hey!— Sadako salió corriendo rápidamente tras el chico para intentar alcanzarlo sin que este percance fuera malentendido. 

— ¿Ni siquiera un "adiós Furuta, gracias por el entrenamiento?" — preguntó él aún de rodillas en el suelo con una expresión graciosa sobre su rostro. La chica ya no se encontraba en el gimnasio logrando dejarlo hablando solo.

— ¡Hanbee...! — exclamó la chica agarrando el largo brazo de su compañero logrando detenerlo y haciéndolo frenar en seco. 

— ¡Se-señorita Sadako!... la-lamento haber visto aquello. No era mi intención andarla espiando ni nada, pero venía a ver si podía ayudar-. — el chico hablaba y hablaba frenéticamente a causa de los nervios, hasta que fue interrumpido por ella. 

— Sí, si... lo sé. ¿Pero, por qué corres? — preguntó ella encogiéndose de hombros y ladeando la cabeza. 

— Yo... en realidad no lo sé. Creo que me he puesto nervioso... — se disculpó el joven haciendo una reverencia hacia adelante inclinando su cuerpo. 

— Está bien. No importa, ¿volvamos a la oficina? — propuso ella sonriendo para que la incomodidad de él fuera disminuyendo, o al menos con esas intenciones. 

— S-sí. — tartamudeó Hanbee caminando al lado de la pequeña. — Quizás no deba decir nada... habrán problemas. ¿Pero qué hacía Nimura aquí? — pensaba Hanbee con un nudo en la garganta y cabizbajo. 

Al llegar a la oficina, solo se encontraba Juuzou comiendo dulces con varios montoncitos de envolturas sobre su escritorio. También había una caja con una dona a medio comer y una botella de gaseosa a punto de acabarse. 

— Volví, Suzu-chan. — dijo ella acercándose a besar la frente de su novio. 

— Aaah, Koneko-chan. Hola, ¿ya acabaste de entrenar? — preguntó con curiosidad mientras comía un dango. 

— Sí, eso creo. Ha sido suficiente por hoy. Estaba en las máquinas y de la nada apareció Furuta y quiso ayudarme a entrenar. No me gustó su ayuda así que lo golpee muy duro. — comentó Sadako quitándole de la boca el pedazo de dango que le quedaba para comérselo ella. 

Hanbee levantó la cabeza con una expresión de asombro. Y es así como esa angustiosa sensación de complicidad iba desvaneciéndose lentamente de arriba de sus hombros.

— ¿Huh?... ¿Furuta...? — Juuzou entrecerró los ojos algo molesto. — Pero a él no le corresponde estar en este distrito... 

— Venía por unos archivos, o eso dijo él. Que se yo... nee, iré a ducharme y me vestiré. Ya es tarde, ¿no? marchémonos a casa. — sonrió la pelinegra alzando ambos hombros. 

— Está bieeen. — dijo el chico suspirando y haciendo un puchero al mismo tiempo. 

~✘Stitched Heart✘~ (Juuzou Suzuya/Tokyo Ghoul's FanFic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora