Capítulo 38: "Catgut y seda."

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Al reaccionar luego de su entumecimiento, Sadako decidió entrar dándole una patada a la puerta. Sin saber lo que le iba a acontecer, prefería parecer imponente en vez de una debilucha. Dentro de la oscuridad se divisaba una sombra sentada de espaldas al medio de la sala. Sadako se quedó de pie sin siquiera respirar al escuchar una delicada risita.

—Ooooh, Koneko-chaaaaaan. Buenas noches. — la sombra correspondía al albino que se giraba hacia la pelinegra con una sonrisa distorsionada.

—Sal de mi departamento ahora mismo. No quiero saber de ti. — dijo ella bastante molesta. Su cara era vivo reflejo de ello.

—Estás enojada, lo se... pero tuve razones para desaparecerme por... umh... —el albino miró hacia arriba sacando la cuenta. La verdad es que estaba desorientado temporalmente ya que había estado trabajando mucho, no porque no fuese importante o no llevase la cuenta.

—¡Casi dos semanas, idiota!... Dos semanas en las que no pudiste mandarme un puto mensaje. — La ira de la ella se expresó en una fuerte patada contra la mesa de vidrio al lado de Juuzou.

Él seguía de espaldas y ni se había inmutado por los vidrios explotando a su lado, como si hubiese estado en otro mundo y ni se hubiera percatado. De espaldas, se veía que el albino estaba jugando con algo en sus manos.

—Jaja, ¡he terminado! —dijo dando una tierna carcajada y levantándose del suelo. —Koneko-chan, mira... se parece al que hice en tu espalda.

El albino estaba jugando con sus hilos rojos, y de resultado formó un corazon entrelazando las hebras por sus dedos. La pelinegra había quedado con la boca abierta pero no por el corazón, de hecho eso es algo que sus ojos ignoraron por completo al ver la ropa ensangrentada y rota del chico junto con su vientre cortado y mal cosido.

—¿Qué te ocurrió? — preguntó ella con un nudo en la garganta.

—Oh, nada. Un accidente laboral. —el albino sonrió alzando ambos hombros y ladeando su cabeza con los ojos cerrados. Estaba totalmente calmado.

La pelinegra lo agarró del brazo e inmediatamente lo arrastró a la habitación para acostarlo en la cama.

—Koneko-chan... si estás enojada conmigo no creo que sea buen momento para.- — Juuzou fue interrumpido por un grito de la chica.

—¡Cállate, imbécil!, no es para eso... —gruñendo, Sadako fue al baño y volvió con el botiquín y una caja metálica que solía encontrarse en el suelo. Extrañamente el albino jamás se había preguntado que contenía en su interior.

—¿Para qué es todo eso? —preguntó curioso irguiendo su torso.

—¿¡Qué te importa!? — respondió la joven bastante alterada. —Conozco tus costuras... ¿por qué mierda hay una costura tuya en tu estómago y no la de un médico?... ¿Y qué tan profundo es el corte?

—Hum... porque tenía hilo y aguja y si no lo hacía se me iban a salir los intestinos. —dijo Juuzou haciendo un puchero.

—Estoy hablando en serio, no exageres. ¿Qué tan profundo es? — insistió la chica.

—Ya te lo he dicho... se me estaban saliendo los intestinos. —exclamó él sin importancia.

Sadako estaba helada, ¿qué se supone que debería hacer y cómo es que el peliblanco seguía de pie como si nada?

— ¿T-tú... tú cosiste desde el interior hacia afuera? —tartamudeó la pelinegra.

—¿Qué...? No entiendo. Sólo cosí la piel para no tener que arrastrar mis víseras. Jaja, ¿Sabes? hoy fue un día muy divertido, porque fuim.- —Juuzou se veía algo pálido y la chica lo interrumpió.

~✘Stitched Heart✘~ (Juuzou Suzuya/Tokyo Ghoul's FanFic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora