~✘Stitched Heart✘~ (Juuzou Suzuya/Tokyo Ghoul's FanFic)

Capítulo 7: "Cercanía."

Aquel día el agua parecía más helada de lo normal, sus manos incluso llegaban a doler bajo el susodicho y transparente líquido. La pelinegra secó sus manos para luego colgar el pañito de cocina. Se acercó a la televisión sin mirar al albino y le preguntó:

— ¿No has visto muchas películas de zombies, verdad? — colocó su dedo índice sobre sus labios buscando entre varias películas desde los años 50 a la actualidad.

— La verdad es que no he visto muchas películas en general. — Sonrió y apoyó sus antebrazos sobre sus piernas irguiendo un poco su espalda. La pelinregra sonrió.

— Aquí estabas, maldita... — dijo mientras miraba un disco, como si le estuviese hablando a tal objeto. — Hace un tiempo no la veía... ya casi la extrañaba. Tengo la idea de que te va a gustar. — Le sonrió a Juuzou ladeandose un poco. Procedió a colocar la película e ir a sentarse al lado del joven.

La película comenzó, trataba de una "invación zombie" y de como aquellos putrefactos seres se comían a una ciudad entera. Era una película de mediados de los 80's, la cuál algunos efectos eran buenísimos como también otros muy "cutres" al igual que los diálogos. A ratos ambos reían o se emocionaban... y cada cierto tiempo emitían chistes morbosos.

— ¡Jajajaja! — exclamó el joven sujetando su estómago. — Eso si que fue exagerado, ningún humano tiene tanta sangre, y eso yo lo se muy bien.

— Espera, espera... años viendo esta película y jamás me había cuenta ¿Ese zombie acaba de sorber un intestino grueso como un spaghetti, verdad?

—Jaja, si. — Sonrió con los ojos cerrados.

—Osea, que podríamos decir que se comió su ano... — susurró la joven con cara seria. — Ok, eso es demasiado incluso para mí.

— ¡Jajajajajaja! — El albino se inclinó hacia atrás explotando de la risa. Secó una lágrima de su ojo derecho con el dedo índice e intentaba reponer su compostura. — Ya, ya para. Además al menos ríete tú también, tu cara seria me da más gracia aún, jajaja.

La chica sonrió, pero es que... esa era la idea, ¿no? escuchar la risa de él. No solía fijarse en ese tipo de cosas, pero aquella risa era como una delicada armonía, inocente e infantil. A pesar de estarse riendo de decapitaciones y masacre aún podía sentir algo de pureza.

—Oye, Koneko-chan... — sonrió el joven — ¿de dónde sacas todas estas películas y cosas? — preguntó con curiosidad. La chica se encogió de hombros.

—Oh, pues podríamos decir que es el "legado" de mi padre. — hizo un gesto de comillas con sus dedos medio e índice con ambas manos. — Sólo pasábamos tiempo juntos viendo películas, escuchando música o viendo animé y cosas por el estilo. Mas allá de eso no nos llevábamos muy bien.

—Vaya, ¿a tu padre le gustan esas cosas? jamás lo hubiese imaginado. — expresó el chico con un tono de asombro.

—Si, creo que sale de lo común pero ya que. Hablar de eso es aburrido. ¿Veamos otra? — Era notoria la forma en que Sadako quería cambiar el tema.

— ¡Por supuestoooo, jeje! —No le importaba ver otra película, ya que le agradaba mucho el gusto cinematográfico de la pelinegra.

La película de ahora se trataba de unos chicos que iban a una cabaña antigua y encontraban un libro con tapas de piel humana y unas grabaciones en cassette, las cuales escucharon y lograron que por medio de ese ritual demoníaco se despertaran monstruos, demonios y las inevitables posesiones que conllevan haciendo que los protagonistas se matasen entre sí. La cara de Juuzou era de fascinación tal que hasta parecía un psicópata desquiciado. Sus pupilas estaban contraídas, una sonrisa perdida y sus carcajadas eran escalofriantes, como las risas tenebrosas de niños en las películas de terror. Está claro mencionar que a Sadako eso no le molestaba, de echo le causaba más interés por el chico. Lo miraba detenidamente y los chistes simplemente dejaron de salir. El peliblanco ya estaba notando un silencio largo lo cuál llamó su atención. Giró su cuello para mirar a Sadako que estaba de brazos cruzados y antes de poder hablarle ella dijo: