Capítulo 5: "Compartiendo trozos rotos."

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La pelinegra suspiró y se levantó para recoger los trastos. Retiró algunos mechones de su cabello tras su oreja y se dirigió al lavaplatos. Estaba tan acostumbrada a estar sola... que toda actividad la hacía en silencio, el cuál fue roto por Juuzou.

— Sadako-chan... ¿Tienes más amigos aparte de mi, de la universidad o algo así?. — preguntó curioso.

— ¿Amigos, universidad? — sonrió algo extrañada. — Ni siquiera terminé la escuela. — Terminó de lavar los trastos y comenzó a secarlos con un paño.

— ¿En serio? Yo tampoco. — Sonrió el joven. — ¿Y por qué no la terminaste?

— ¿De verdad quieres saber? Es gracioso, nadie me había hecho esa pregunta antes. — Comenzó a guardar los platos y tazas a medida que los iba secando. El albino asintió con la cabeza. — Pues, perdí un par de años internada en un hospital psiquiátrico; cuando salí mi familia perdió el interés y así empecé a trabajar para mantenerme sola y no pedirle nada a nadie. Tampoco tengo tiempo para perder con amistades y cosas como tales. — Dijo con un tono de normalidad y despreocupación total cerrando la despensa. El chico pestañeó algo sorprendido.

—¿Y por qué estabas ahí... escuchabas voces o hablabas con árboles? — Sonrió y sacó la lengua.

—¿Huh?... pero que idiota eres. Estamos hablando de la vida real... no de caricaturas. Te lo diré resumido porque es algo aburrido. Siempre es aburrido hablar de cosas cuando mi familia está involucrada. Estuve internada por ataques de ira, conductas autodestructivas y algunos intentos de suicidio. El último me encontró mi abuelo dentro de la tina cortada como un jamón y le dio un infarto. Así que los dos fuimos al hospital juntos y él no alcanzó a llegar vivo. Al tiempo después, mi abuela dejó de comer y se deprimió logrando así irse con mi abuelo y pues se me culpó de todo a mí jaja. —Soltó una carcajada. — ¿Como iba a saber yo que iba a pasar todo eso? Además, ninguno de mis padres se interesaba, ¿por qué lo hubieran hecho mis abuelos? — Alzó ambos hombros.

— Aaaah, ¿tus padres no vivían contigo? — preguntó Juuzou mientras se mordía la yema del dedo pulgar.

— Nop... a mi madre la corrieron de la casa cuando tenía 6 años o algo así. Me odiaba tanto que muchas veces terminé en el hospital. Estuvo detenida unos meses y después salió... Aún recuerdo cuando maquillaba mis hematomas para que nadie se diera cuenta, fue lo más lindo que hizo por mí. También recuerdo que me tocaba de forma extraña... Y mi padre, pues él hizo una familia nueva y tuvo un hijo. Debe darle mucho trabajo, a veces cuando se acuerda de mí, suele llamar, jeje.

El joven pestañeó un par de veces. Esa respuesta lo tomó desprevenido. No servía para consolar y jamás sabía que decir. Tampoco había procesado todo y si la joven tampoco le tomaba peso al asunto, no importaba. Soltó una carcajada. — Vaya... —exclamó.

— Y bien... ya que te conté todo esto, tendré que matarte. — Hizo silencio y el albino sonrió. — Está bien, es una broma. Pero es justo que tú también pases por el interrogatorio. — El chico sonrió nuevamente y bajó la mirada. — Me he dado cuenta que no eres normal. Estuve internada como dos años, reconozco a la gente cuando la veo. — Los labios de Sadako esbozaron una sonrisa ladina. — ¿Cuál es tu historia? — preguntó casi intentando adivinar.

— Yo... tuve una madre también, una madre ghoul. A veces era agradable... solía mostrarme libros de animales, y otras veces me hacía hacer como... espectáculos circenses y matar personas para ganar mis puntos de "chico bueno"... después los ghouls se los comían, era como un restaurant. Era muy divertido, pero a veces no cumplía sus expectativas y me castigaba. Y cuando estaba orgullosa me premiaba con los mismos castigos. También le gustaba vestirme como niña... incluso un día tomó un martillo y me dijo: "Desde hoy en adelante serás una niña..." y "PUUUUUUUAAAAAAJJJJ" — Intentó hacer una onomatopeya y gesticuló con las manos una pequeña explosión. Era extraño porque se veía entre gracioso y tierno. — Después los de la CCG me sacaron y luego de un tiempo me llevaron a la academia y aquí estoy jaja. — Sonrió ampliamente y ladeo la cabeza.

— Vaya... — Tampoco sabía que decirle, alzó ambas cejas algo sorprendida. — ¿Estás bien?

— No pienso en "cosas como esas"; es por eso que estoy bien. — Sonrió y acomodó sus cabellos. La pelinegra lo miraba de reojo.

— Bueno, al menos tú tienes trabajo... — Dijo Sadako como queriendo decir "peor es nada" y ambos explotaron de la risa. — Nee, nee, vamos al living, ¿quieres jugar videojuegos? — Se dio la vuelta mientras recogía su cabello con una cola de caballo baja.

— ¡Claro que si! ¡¡Yahooo!!. — Exclamó Juuzou mientras alzaba una mano y se levantaba para seguir a la pelinegra.

Ambos fueron al living y Sadako se paró frente a la televisión mirando los videojuegos de una vitrina con puertitas de vidrio mientras se mordía el dedo índice. — Huuuuuuum... me gustan todos pero siempre prefiero el "survival horror". Lo mismo con las películas, ¿no te molesta, verdad?

— ¡También yo...! — El albino sonrió con las mejillas sonrojadas y miraba aún sonriendo mientras la chica prendía la consola. Sintió unas leves cosquillas y soltó una carcajada infantil. La chica se dio vuelta y levantó una ceja.

— ¿Y tú de que te ríes? — Sadako se encogió de hombros.

— Jeje, no es nada, de veras. — Miró hacia la televisión mientras que empezaba la "intro" del juego. Después de un minuto y medio comenzó la partida. — No entendí nada... solo vi sangre saltando hacia la cámara. — Rascó una de sus mejillas y se rió.

— Lo se... es muy gracioso, ¿cierto? Tú solo hazme caso, coge algunas municiones y patea uno que otro trasero de zombie... — Sonrió y sacó la lengua. La joven se quedó en silencio mientras miraba como jugaba ese lindo chico al lado de ella. Se sentía extraña. — Estoy siendo muy agradable con él... no me está gustando esto... — Pensó mientras que su cara cambió de un segundo a otro... su rostro se tornó serio.

— ¡Baaaah... no es justo! Me arrinconaron y me comieron entre seis zombies, nooooo. — Gritó Juuzou haciendo un puchero con los ojos cerrados rompiendo la concentración de la chica. — Que bueno que en la vida real eso no me sucedería. — Sonrió con los ojos cerrados aún.

— Vamos es fácil, préstame el mando... — Comenzó a jugar matando a cinco zombies con un cuchillo y al último con una bala en la frente. — ¡HEAD SHOT, IN YOUR FACE! — Gritó la joven satisfecha mientras le devolvía el mando a Juuzou con una sonrisa. — Te dije que era fácil, sólo no debes gastar munición a lo loco.

— Oooh, genial, Sadako-chan. Eres muy buena. — Exclamó asombrado.

— Sólo juego a menudo, no es como que tenga algo más que hacer, jeje. — Desvió la mirada y se quedó pensativa mientras que el albino seguía jugando. A ratos miraba la pantalla y a ratos lo miraba a él... — Casi olvido lo lindo que es, a veces parece tan pequeño e inocente... pero... yo... — Pensaba.

El estómago de Juuzou comenzó a sonar desconcentrándola. El joven se avergonzó y rascó su nuca con la mano derecha dejando el juego en pausa.

— Ooooh, lo siento mucho. Me ha dado algo de hambre, jeje. — Dijo apenado con un leve tono rosáceo en sus pómulos. La joven lo miró en silencio un momento, él le devolvió la mirada y así pasaron cinco segundos... ambos se sonrojaron al mismo tiempo y desviaron la mirada.

— Yo... creo que definitivamente estoy algo enferma. Quizás me pegaste una gripe o algo así... jaja. Eeemh... yo voy a cocinar algo, ya deberíamos almorzar. — La joven se levantó y se dirigió hacia la cocina casi corriendo.

— Pe-pero yo no tengo gripe... — Pensó Juuzou mientras la miraba alejándose sintiéndose algo confundido.

~✘Stitched Heart✘~ (Juuzou Suzuya/Tokyo Ghoul's FanFic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora