capítulo final

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— Es aquí —dijo mi tío, aparcando el coche frente a la fábrica abandonada.

Miré hacía el lugar. Podía sentir la satisfacción de mi padre, los nervios de Rahul, y la incertidumbre de Rouse y Charls, y no sabía cómo podía sentir a Charls, lo había escuchado hablar cinco veces contadas.

Liam me había dicho que ya estaban aquí todos, incluídos Diel y Allison, ellos estaban escondidos.

Cuando aparecieron por el portal nos quedamos en shock, bueno, realmente solo apareció Diel con una mariposa amarilla en su mano, la cual dejó en el círculo y después de unos segundos de una luz cegadora, apareció Allison. Fue intenso. Scott y Stiles no sabían como reaccionar al verla allí, después de que muriera años atrás, pero Allison sí sabía. Primero abrazó a Scott, rodeados de lágrimas, con tanta fuerza que parecía que iban a deshacerse en cuestión de segundos, para que luego ella le diera un dulce y lento beso en la frente. Luego fue a Stiles, quien básicamente, estaba delirando por ver a su amiga allí. Y luego me abrazó a mí, y aunque la había visto solo en su estado de alma, había sido un gran apoyo junto a Diel. Diel... no sabía que era tan guapo, sin duda se lo tendría que presentar a Malia. Cuando Diel vino hacía mí ni si quiera sabía qué hacer, estaba estática, a punto de llorar, pero él me dio el abrazo cálido que necesitaba. Él había sido mi compañero, amigo, hermano, consejero y psicólogo desde que esto empezó, y sin duda, sin él yo me hubiese vuelto loca.

— ¿Qué crees que estarán haciendo? —me preguntó Dasio, sacándome de mi trance.

— No lo sé —respondí— Yo le dije a Liam que no quería atacar al Cielo, y me dijo que estarían aquí para hacer un ataque contra vosotros.

Mi padre asintió: — ¿Y por qué querrían venir a esta fábrica?

— No tengo ni idea —habló Rahul— pero tengo muchas ganas de abrirle la cabeza a Liam... ya sabes, te mira mucho —dijo refiriéndose a mi.

Salimos los cinco del coche, y lentamente fuímos hacía la puerta de la fábrica, la cual estaba abierta.

— A esta altura ya deben de habernos notado, ¿no? —dijo Rouse.

— Sí —contestó mí tío— ¿estáis preparados?

Todos asentimos.

— Que empiece el juego —habló Charls.

Ingresamos dentro de la fábrica, y por fin pude verla. Era inmensa, y quiero recalcar que en el plano no parecía tan grande.

— ¿Leyla? —escuché la voz de Liam, y entonces, supe que realmente había comenzado el juego.

Y es el momento de actuar.

— Hola, Liam —dije con la voz más perra que pude.

— ¿Qué hacen ellos aquí? —me preguntó.

— Sabes... nunca confies en el bando rival, nunca van con buenas intenciones —dije.

Detrás de Liam empezaron a aparecer todos, menos Diel y Allison, quienes estaban escondidos hasta que empezara la lucha.

— Sabíamos que esto podría pasar —dijo Scott, poniéndose de cabezilla del grupo— Podemos parar esto, ¿para qué atacar al Cielo?

— ¿Para qué quedarnos toda nuestra vida con el rencor en el cuerpo? —dijo Dasio— Somos fuertes, podemos contra ellos. Incluso podríais uniros.

— Antes prefiero ver mil muertes por segundo que unirme a vosotros —dijo Lydia— Y ellos también, no somos malas personas.

— Nosotros tampoco —contestó Rouse— Pero hay a veces que tenemos que hacer cosas aunque no queramos hacerlas.

ángel caído » liam dunbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora