Todos saludaron a ambos chicos aunque cuando Lazari fue a saludar a Ryan, este beso su mano y le dijo unas palabras en francés, cosa que pensó que la azabache no entendería, pero no fue así, ella lo entendió perfectamente, asi que tomó la corbata de aquel chico castaño ceniza e hizo que sus frentes chocarán, dejandolo boquiabierto y respondiendo a lo que él había dicho, para luego soltar su corbata y dejarlo atónito en la entrada.

Todos observaron a Lazari irse y luego observaron la cara de idiota con la que había dejado a uno de los dueños de la casa, cosa que hizo reír a Christian, haciendo que los demás recordarán su presencia, este saludo con la mano a Elliot, aunque este de igual forma se acercó a besar su mejilla, tal vez fue por efecto del alcohol o quizás un simple desequilibrio, pero el beso había sido muy cerca de la comisura de Chris, poniendo aún más atónitos a todos, sobre todo a Michael que tomó la manga de la sudadera del más bajo para hacerlo entrar definitivamente a la casa, aunque no lograba entender de donde había salido tanto enfado por un simple saludo.

....

Michael tenía uno de sus pies sobre la mesa y una copa en la mano, están gritando brindis y Lazari traducía cada uno de ellos para Christian que miraba atento a su alrededor.

—¡Yo brindo por el amor de mi vida!—Gritó el castaño entre hipos—¡Prometo algún día encontrarla!

No sabía porque, pero cuando Christian entendió sus palabras tuvo ganas de llorar y de vomitar, su pecho dolía, se levantó rápidamente de la mesa y corrió por los pasillos en busca de un baño, cuando al fin encontró uno se encerró en el con llave, sólo entonces fue capaz de ponerse de rodillas y llorar.

Él sabía que no debía ser así, después de todo, era su culpa, él era una persona asquerosa, él estaba jugando contra Dios y contra lo que los textos de ciencias le habían enseñado alguna vez, Christian no se sentía bien, se sentía raro, anormal, no quería que la gente le tuviese asco, pero no podía evitarlo, él a!Ana a Michael y cuando él habló de el amor como algo tan lejano Christian se sintió pequeño, patético, inútil, era triste.

Christian lloró mientras se ahogaba en sus pensamientos, entonces recordó algo que alguna vez Carter le había enseñado.

“cuando te estés ahogando en tu propio vaso de agua medio lleno o medio vacío, sólo debes estar tranquilo, no preocuparte demasiado, así es como no te ahogaras”.

El castaño limpió sus lágrimas y se levantó, lavó su rostro y le sonrió al espejo.

Él había sido feliz toda su vida aún cuando deseaba muchas cosas imposibles tal como un niño y aunque estas no se hicieran realidad, él seguía allí, sonriendo, un brindis no podría ponerle así nunca más.

Salió del baño y allí encontró a Lazari, que lo esperaba con los brazos cruzados, al verlo con los ojos tan rojos y las mangas de su suéter tan marcadas en sus ojitos sintió algo romperse dentro de ella, se acercó y lo abrazó con cuidado, Christian correspondió y lloró sólo un poquito más, pero ese llanto estaba acompañados de fuertes gritos, Lazari acarició su cabeza y espalda.

Cuando volvieron a donde estaban los demás, pudieron divisar a Max peleándose con alguien, amenazandolo con romperle la cara mientras lo tenía preso en el sofá, Lazari suspiró y se acercó a su primo, tomándolo del cuello de la camisa y arrastrandolo a ir al sofá donde estaba Mike, que por cierto, era el que tenían detrás.

Michael habia bebido demasiado, se quejaba de dolores de cabeza y se retorcía en el sofá, Christian lo miró preocupado, Lazari simplemente lo hizo ponerse de pie, aunque este cayó al instante, Christian tuvo que cargarlo en su espalda hasta una de las habitaciones, Elliot era su guía, cuando llegaron el rubio abrió la puerta y ayudó a Christian a dejar a Mike en la cama, ambos suspiraron y se miraron, no había luz en la habitación, sólo pequeños rayos de luna que entraban por la ventana, así que no podían verse del todo bien, ambos sonrieron, Elliot se acercó a Chris y le plantó un beso en la frente para luego salir de la habitación, dejando a los dos chicos solos.

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