Espero que no pase lo mismo ahora.

— ¿Cómo te encuentras? —dijo Deaton, que acababa de aparecer por la puerta.

— Un poco mareada —suspiré— ¿Qué ha pasado? ¿Cómo es que he llegado aquí?

Deaton atrajo una silla hasta al lado de la camilla en la que yo estaba, y se sentó.

— Liam te trajo, dijo que volviste a entrar en el limbo y que tiraste mesas y otras cosas por el recreo, rompiéndolo todo. También dijo que en el camino ibas todo el rato murmurando cosas que no se entendían.

Abrí los ojos sorprendida:— ¿Y por qué hice eso?

— Stiles desde su clase pudo ver que las cosas rotas formaban la frase "la oscuridad se acerca" —dijo, y una oleada de recuerdos invadió mi mente, así que Deaton pasó a decir algo más— ¿Te suena de algo?

Le miré y acto seguido pasé mi mirada a mis manos, pensando cómo era posible que yo pudiera levantar tantas cosas por los aires.

— En el limbo estuve con Dasio, me intentó volver a convencer de que debía ayudarle con su venganza pero... —bufé cansada— al verme tan reacía a lo que él decía, dijo esa frase, seguido de que acabaría pensando como él. Que la venganza es la mejor solución ahora.

Deaton asintió y se levantó, cogió su teléfono móvil de la estantería y marcó un número de teléfono.

— ¿Scott? Sí... sí, se acaba de despertar... ella está bien —Deaton sonrío un poco— Dile a Liam que sí que pueden venir a verla, y así de paso se la lleva para que descanse. Lo necesita.

Me sonrojé un poco al escuchar lo de Liam, y aunque intenté esconderlo, Deaton lo vió y no pudo esconder su sorpresa.

— ¿Te gusta el pequeño hombre lobo? —dijo él.

— No... ósea, no-no sé. Es un sentimiento extraño —tartamudeé un poco— Él me está ayudando mucho y ha sido un apoyo imprescindible desde que le conocí, la verdad.

— Lo sé, —sonrío— la primera vez que perdiste el control aquí, fue él quien pudo tranquilizarte.

Fruncí el ceño.

— ¿Y eso que tiene que ver?

— Que puede ser que Liam sea tu ancla.

Volví a sonrojarme. Sé qué es el amor, en el Mundo Celestial todo lo que se repartía era amor, y amor, y más amor? pero no sé como sentirme con este tipo de amor. ¡Dios! Esto es nuevo para mí.

— No sé cómo funcionará el amor entre los jóvenes de hoy en día, per-

— Deaton, ni que tuvieras cincuenta años, por favor —me reí.

— Pero tampoco soy tan joven como vosotros, pero —se río un poco— en mi época siempre se intentaba todo. Todavía recuerdo a la primera y única chica que me enamoré. La conocía de menos de dos meses pero sentía que ella era todo lo que necesitaba. Y me arriesgué a decírselo.

— ¿Y qué pasó? —pregunté curiosa.

— Que ella tenía novio, y el novio quería matarme —dijo como si nada. Vaya, no me imaginaba a Deaton con esta faceta.

— Desde tan temprana edad tentando a la muerte —reí, y él río también— El problema es que yo dudo que Liam sienta algo por mi, ya sea atracción o cualquier otra cosa.

Deaton sonrío.

— Eso no lo sabes.

— ¿Y cómo lo averiguo? —pregunté.

Justo cuando Deaton iba a darme la respuesta que solucionaría mis dudas mentales, la puerta de la veterinaria se abrió, dejando a la vista a Scott y Liam.

— ¿Cómo te encuentras? —me preguntó Scott mientras ambos se acercaban a mi.

— Mejor, gracias —sonreí, y Scott también me sonrío dándome un apretón de manos incluido antes de irse a hablar con Deaton.

Miré a Liam, que tenía una expresión preocupada en su rostro.

— Liam, enserio que estoy bien —le dije sonriente, y él negó con la cabeza mientras se sentaba a mi lado.

— No es eso lo que me preocupa.

— ¿Entonces?

— Siento que no puedo protegerte cuando estás en ese estado de trance, —dijo— yo quiero ayudarte pero no sé cómo. Y hoy me he sentido totalmente estúpido sin saber qué hacer.

Le cogí la mano.

— Suficiente haces por mi ya, Liam. Encontraremos la manera —sonreí.

Liam no esperó ni medio segundo en abrazarme, y le corresponí, oliendo su perfume que hacía que mi felicidad y mis hormonas crecieran por segundo.

— No dejaré que te hagan daño —me susurró, causándome un escalofrío— Te lo prometo.

ángel caído » liam dunbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora