Capítulo 9

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Capítulo 7


Me detuve frente a la entrada principal, no muy segura de porque no terminada de apearme del auto pero el problema era que tenía un sinfín de cosas en las que pensar. Mi cabeza era un caos, un caos con nombre y apellido que me negaba a reconocer. No sabía porque me estaba tomando las cosas tan a pecho por Dios yo no era así, y lo peor... desde el principio he actuado tan descolocada, tan fuera de si que ahora no podía reconocerme.

Dejé descansar la cabeza sobre el volante cerrando mis ojos, imediatamente la imagen de Zayn apareció, mismas ropas, tono duro, rostro triste. Demonios. ¿Qué estaba mal con ese chico? Como podía simplemente desaparecer como si nada, tal vez durmió en un parque solo o peor. Pensé en sus heridas aun abiertas y maldije. El necesitaba constante limpieza de ellas o podrían infectarse. El debería, el debió...

Mi puño se estrella contra el tablero del auto y me arrepineto al segundo de hacerlo cuando el dolor se instala en mis nudillos. Inhalé y exhalé hasta calmarme. No debía importame, no debería estar mortificada ¿Por qué debería? ¿Qué caso tenía?

Salí del auto de un salto mirando al cielo increíble sobre mi cabeza, sacando las llaves de la casa cerca ya de la entrada reparé por primera vez en que la motocicleta de Zayn esta aparcada finamente a un lado del garaja tan flamente y aterradora. Una ola de alivio recorrió mi cuerpo.

Abrí la puerta percatándome que mamá también estaba en casa y por lo visto tenaimos a un invitado sorpresa. Al principio no creía lo que mis ojos veían: larga cabellera rubia ondulada y reluciente, esbeltas piernas descubiertas y grandes ojos azules observándome tan detalladamente como yo lo hacía con ella. ¿Qué hacía Lisa Rodd en mi casa?

—Hola Emma— saludó una entusiasta Lisa y... diablos ¿desde cuándo ella me saluda?

La miré aun perplaja sin poder ocultar mi desconcierto. Tal vez venía a pedir un favor para los voluntariados para el próximo baile o a vender una tonta rifa a favor de unos nuevos y más exhibicionistas uniformes para las animadoras. Lo cual tenía cierto grado sentido, la temporada de futbol no tardaría en comezar. Al darme cuenta que seguía mirándola, traté de recobrar la compostura y sonar natural, mientras más rápido se marchara de mi casa mejor.

—Hola...

No había terminado de pronunciar la palabra cuando la cabeza de mi madre se asomó desde la cocina, anormalmente relajada.

—Emma, ya que has llegado ven y ayudame con la comida, hay visitas.

Espera, eso quería decir que ¿esa chica iba a quedarse a almorzar con nosotros? Entré a la cocina percibiendo aquel olor a lasaña realmente exquisito. Mamá no hacía lasaña porque si.

—¿Es amiga tuya?

—No realmente —dije mirando el esmalte desgastándose en mis uñas—, Llevamos estudiando juntas desde primero y nunca me había dirigido la palabra.

—Bueno... parece una chica agradable. Toma.

Me pasó un par de platos, con desdén me encaminé a la mesa y coloqué los cuadro platos, con la mirada clavada en el cuarto.

—Vamos quita de ahí— mamá trajo la comida junto a los vasos y tomé ese tiempo para ir a lavar mis manos.

Al tiempo que regresé todos ya estaban en la mesa, sin tener ninguna otra opción me dirigí al único puesto vacío, junto a Zayn.

—Esto está realmente delicioso, señora— apuntó Lisa a pesar de los bocados tan pequeños que daba y de la porción más pequeña que un puño que había tomada.

Someday Mine |ZM| En Edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora