Miré a Liam, él estaba mirándome fijamente, y cuando Malia le llamó, empezó a balbucear cosas sin sentido mientras miraba a todos lados.

— Le gustas —me susurró Malia en el oído.

Y noté mis mejillas acalorarse notablemente, así que cerré los ojos y empecé con el procedimiento. Dasio llegó a mi mente, y de un momento a otro, parecía haberme dormido.

No escuchaba nada, ni un susurro, absoluto silencio se apoderaba de mi cabeza, y tampoco veía nada. ¿Ya estaba en el limbo?

Leyla, ¿qué ves? —escuché a la lejanía la voz de Deaton— Necesito que te concentres, no te descontroles.

¿Cómo que no me descontrole?

Escuché un grito, parecía el de un chico, pero no sabía reconocer de quien. Y un golpe, escuché un golpe.

Y entonces me encontraba justo en la puerta de la veterinaria, observando y escuchando lo que dentro gritaban.

¡Leyla, soy Scott, tranquilizate! —escuché decir a Scott.

Y entonces caí en la cuenta de que yo todavía seguía dentro de la veterinaria, y que era él quien estaba fuera de la veterinaria, y por si fuera poco, quien estaba en mi mente era Dasio, no yo en la suya.

— ¡Dasio está fuera! ¡Está fuera de la veterinaria! —grité— ¡Qué hago ahora!

Leyla, métete en su cabeza, —dijo Deaton en otro susurro— ¡Puedes hacerlo!

Pero no pude, ya que cuando me quise dar cuenta, ya volvía a estar en mi cuerpo, y la puerta de la veterinaria era brutalmente derrivada.

Vi el panorama, la camilla de metal tumbada, enfrente mío, arrinconado, Theo. Y por si fuera poco, la sala estaba llena de piedras, y cuando miré a todos, estaban tocandose zonas posiblemente afectadas por ellas, y Stiles tenía un pequeño moratón en la frente.

Mierda, ¿qué he hecho?

— Leyla, cariño —la voz de mi tío me sacó de mis pensamientos, y me giré violentamente hacía él, todavía afectada por el descontrol de mis poderes— Que sea la última vez que intentas meterte en mi mente.

Y grité, dando comienzo a mi primera batalla.


POV Malia

Todo se nos fue de las manos, y lo supe en el momento en el que la cabeza de Leyla, pasado unos minutos de que había cerrado los ojos, cayó hacía delante.

— ¿Qué esta pasando? —pregunté alterada.

Ninguno respondió, pero yo cada vez estaba más alterada y con más furia. Nadie se imaginan lo que significa Leyla para mí. Me recuerda tantísimo a mi hermana, y Leyla sin duda ha sido el mayor apoyo que he tenido hasta ahora, porque en tan poco tiempo, se ha convertido en alguien imprescindible en mi vida.

— Leyla, ¿qué ves? —dijo Deaton, y de repente, Leyla levantó la cabeza bruscamente y sus ojos verdes inundaron todas nuestras esperanzas de que esto iba a salir bien— Necesito que te concentres, no te descontroles.

La voz pacífica de Deaton parecía no hacer efecto sobre Leyla, pues ella se levantó de la silla y nos miró a todos, pero su mirada no mostaba ninguna expresión.

Parecía estar absorta en su mente.

Y de repente se acercó tan rápido a Theo que no lo vimos venir, y cuando de su mano salió un rayo de electricidad que se introdujo en el pecho de Theo y este saltó de un grito de la camilla, nos dimos cuenta de que no era ella la que se había metido en la mente de su tío.

Sino, que su tío, dándose cuenta de lo que intentaba hacer Leyla, se introdujo en su mente antes.

De sus manos salieron piedras flotando de las que estaban en los tarros de Deaton, y tan pronto como aparecieron, las lanzó contra todos nosotros, atinando.

— ¡Leyla, soy Scott, tranquilizate! —dijo Scott intentando acercarse a ella mientras Liam y Lydia levantában a Theo del suelo.

Leyla empezó a tocarse la cabeza rápidamente, como si le doliera mucho, se retorcía sobre ella misma y cerró los ojos mientras los apretaba. Estaba luchando interiormente.

— ¡Dasio está fuera! ¡Está fuera de la veterinaria! —gritó y se retorció todavía más, apretando más sus ojos— ¡Qué hago ahora!

— Leyla, métete en su cabeza —dijo Deaton mientras se acercaba despacio a ella— ¡Puedes hacerlo!

Y de repente, Leyla abrió los ojos con una expresión de confusión, dejaba de agarrarse la cabeza y su cuerpo dejaba de estar en tensión. Pero, cuando escuché como derrivaban la puerta, no dude en ponerme en posición de ataque justo al lado de Leyla, para protegerla de lo que hiciera falta.

Su tío apareció por la puerta, y a pesar de ser un hombre joven y aparentemente guapo, seguía teniendo expresión de mala persona. Y qué se podía esperar de alguien que venía del infierno.

— Leyla, cariño —ella se giró hacía él, todavía con sus ojos verdes brillantes— Que sea la última vez que intentas meterte en mi mente.

Leyla gritó, y mientras todos nos tapábamos los oídos por el dolor que nos provocó su grito, mientras ella aprovechaba para hacer el primer movimiento.

ángel caído » liam dunbarWhere stories live. Discover now