#11: No eres mi dueño

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Valeria.

Libertad. Una palabra que me llena de tantas emociones, no puedo dejar de pensar en la propuesta de Grace, he pasado casi una semana anhelando irme, la propuesta es tan hermosa, tan realista, tan cercana que puedo saborearla. Libre, seré libre de este infierno, de mi madre, de mi hermano, de todo y podré ser yo misma en otra parte.

Me siento irreal en todas partes, mi cuerpo rechaza todo lo que me ancla aquí, eso incluye a Steven. Hoy es el día, basta de esta farsa para poder salir de mi casa. Si quiero liberarme realmente debo deshacerme de aquello que me estorba.

—Steven —lo llamo, él está riendo con sus amigos pero al oír su voz viene conmigo con una sonrisa boba.

—¿Qué pasa, cariño? —Agh, odio que me llame así.

Bien, Valeria, sutil.

—Terminamos. —Sutileza nivel: yo.

Me levanto del carro donde estoy sentada mientras que Steven no dice nada y evitando no bailar de felicidad camino a mi casa con paso decidido, dispuesta a llamar a José. Tal vez él pueda ayudarme a adaptarme a la vida allá, así que esta noche no le dejaré de llamar a José hasta que me responda.

—Valeria — me dice Steven detrás de mí. Camino más a prisa, no tengo ganas de soportar sus lloriqueos.

—Me voy a casa, Steven —le digo y él agarra mi brazo con fuerza para voltearme a verlo.

—No lo harás — me dice molesto y trato de librarme de su agarre.

—Quiero ver que me obligues —lo reto tratando de zafarme pero solo aprieta su agarre—. ¡Dejame ir!

—¿O qué?— me pregunta y lo trato de golpear con la otra mano pero él la agarra y me golpea contra un árbol para besarme.

Me trato de zafar de su agarre para que se quite de encima pero él sigue insistiendo, empieza a manosearme mientras trato de darle manotazos y grito por ayuda, él solo agarra mi mandíbula con su mano y la aprieta.

—No te desharás de mí tan fácil de nuevo— me dice amenazador y suelto un chillido de miedo.

Nunca había visto esa mirada en su rostro, realmente tengo miedo de lo que pueda hacerme, donde sea que tocan sus manos lo siento como si fueran de fuego quemando mi piel.

Logro empujarlo para salir corriendo, el pánico se apodera de mí. Sí, Steven es un celoso posesivo, pero nunca había sido violento como ahora, me siento estúpida por creer por un segundo que él había cambiado para bien.

Llego a mi casa sintiéndome sucia, siento sus asquerosas manos sobre mí, sus labios besando mi cara y cuello mientras yo solo pedía ayuda, necesitaba a un héroe y agradezco que estuviéramos en un parque porque él era capaz de llegar a un paso que no autorizaba de habaer tenido un poco de privacidad. Suelto un suspiro apenas entro al baño y empiezo a llorar, agradezco que no haya pasado nada grave en sí, pero aún así, eso no evita que sea traumático.

Me prometo a mí misma ser una chica más cuidadosa y regresar a casa temprano a partir de ahora, sin mencionar que mandaré a la mierda a Steven. Con esta determinación, me voy a acostar hasta que recuerdo que debo de llamar a José.

Me siento a esperar que me conteste, tuvimos una charla antes pero nadie nos dijo nada en realidad, solo me preguntó si era cierto lo mío con Steven y luego se podría decir que me regañó por no decirle antes. Después de eso, ni él me llama, ni yo le llamó, a pesar que lo extraño mucho, hablar con él es divertido, siempre me hace sonreír aunque esté en si modo grosero.

Solo dame una razónWhere stories live. Discover now