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—Creo que me gusta—le comentó Miles a su mejor amigo, Jensen estaba recostado en el mueble de la sala mientras miraban un documental sobre Leggo, eso significaba que no le estaba prestando mucha atención a su amigo—. De verdad lo siento, qué me gusta—aclaró—; no había sentido esto antes.

Jensen volteó a verlo.

—Porque antes de conocerla, las chicas te daban asco.

—No tenemos doce años—se burló.

—No han pasado tampoco muchos años desde eso—respondió y regresó su mirada a la pantalla—. ¿Qué edad tiene?

—Diecisiete—detuvo el documental.

—Ya va—hizo una pausa con misterio—, es mayor que tú.

Miles asintió avergonzado, era algo que no podía dejar de pensar, aunque realmente no le importaba nada de ello.

—Lo sé.

— ¿Y ella lo sabe? —negó—. ¿No piensas decirle? —Miles no respondió. Jensen abrió la boca impresionado— ¿Cómo harás cuando te invite a un lugar y no puedas entrar porque eres dos años menor?

Pregunta importante, no había pensado realmente en esa posibilidad. Además, Lianne todavía era menor de edad, ¿a qué lugares podría invitarlo?

—Yo...—se calló. No supo qué responderle.

—Debes decírselo—ambos escucharon el maullido de Marvin quien se encontraba de pie en la ventana—. No me digas que tu gato es la alarma que te dice que ella ya llegó.

Miles se rió y se levantó del sillón para ver por la ventana en donde se encontraba Marvin, pudo divisar la cabellera pelirroja de la chica.

—Lo es—acariciò la cabeza de su gato—. Buen chico.

—Okay, entonces debes contarle ahora—comentó el pelinegro—, si no se lo dices, puede ser peor luego.

Miles observó una vez más por la ventana, notó que Lianne estaba mirándola tambièn y le sonrió cuando pudieron encontrarse con sus miradas.

—Saldré, adiós—le dijo a su mejor amigo y salió de su casa para encontrarse con la chica.

La saludó y se sentó a su lado para conversar con ella hasta que llegase el autobús, ya era una costumbre y realmente le gustaba que fuese de esa manera.

—Hoy no tengo que hacer nada en la tarde—comentó ella.

—Vaya, está genial—respondió, Lianne esperó a que continuara hablando pero pudo notar que eso no sucedería.

—Podemos ir hoy a Sunny Ice—propuso, el chico aceptó sin pensarlo.

Quizás ese día podría decir que había tenido su primera cita con Lianne.

Y estaba feliz por ello.

Sólo los MartesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora