2

9.5K 1.1K 33
                                    

Jueves.

Viernes.

Sábado.

Domingo.

Lunes.

Hasta que fue Martes nuevamente.

Miles esperó a aquella chica toda la semana, pero nunca apareció, creyó que ella había sido una oportunidad y como toda oportunidad hay que tomarla o si no la pierdes y no vuelve a regresar.

Cuando casi se da por vencido, ella volvió a aparecer, caminando con su guitarra en el hombro y sentándose en el banco dispuesta a tocar un poco.

Tal vez sí existían las segundas oportunidades.

Decidió mirarla otra vez desde lejos, le gustaba esa chica. Sólo la había visto dos veces y era demasiado apresurado para poder declarar algo de esa forma, pero había algo que le decía que tenía que estar con ella, conocerla al menos, poder saber cómo era realmente y dejar a un lado la imagen que creó de ella en esa semana.

El frote de su gato hizo que dejara de mirarla

— ¿Qué sucede Marvin?—le preguntó al felino teniendo solo como respuesta un maullido. Observó otra vez a la chica—. ¿Crees que debo ir a hablarle?—el gato volvió a maullar—. Espero que eso sea un sí porque de verdad quiero hacerlo.

Acarició a su gato antes de salir de su cuarto y bajar las escaleras.

Intentó no cruzarse con su madre, que se encontraba en la sala viéndola televisión, para que así ella no pudiera impedirle salir, también pasó a paso apresurado al lado de su hermana que estaba entrando a la casa, logrando que esta se volteara con confusión al verlo.

Cuando salió y buscó la parada, todos sus planes se cayeron. Ella ya se había marchado.

—¿Pasó algo, bubu?—preguntó su hermana llegando a su lado.

Él solo negó, pasaría vergüenza si le contaba a su hermana sobre su enamoramiento por una chica desconocida.

—Pensé que había visto el camión de la basura.

—No tienes una basura en las manos, ¿se te quedó?

El chico se sonrojó de la vergüenza.

—Sí, Marvin me distrajo—rió nervioso.

—Vale, como sea, deberías de entrar—le dijo, él asintió y regresó a su lado.

Quizás no sería fácil hablar con ella, quizás era un reto una prueba que estaba teniendo. Tenía que elaborar un mejor plan, tenía que preparar todo para la siguiente vez que la viese.

Porque estaba seguro que sucedería, sólo debía confiar en el destino.

La tercera sería la vencida.

¿Verdad? 

Sólo los MartesWhere stories live. Discover now