Sólo los Martes

7

Ese martes, Miles esperó a la pelirroja sentado en la banca con su gato al lado. Mentía si dijera que no estaba nervioso, realmente sus piernas temblaban y no dejaba de acariciar a su gato cada vez que podía, no sabía cómo Marvin todavía seguía con él ahí.

Sin embargo, luego de la conversación que había tenido con la chica la semana anterior, le daba un poco de confianza y acercarse, ya habían compartido un poco y lo mejor para él, ya tenía un tema de conversación con ella. Tal vez podría invitarla a salir un día.

—¡Hey!—la chica lo saludó al llegar. Se sentó con él y dejó el estuche de la guitarra entre sus piernas, sosteniéndolo un poco con el pié—. Veo que me estabas esperando con compañía—sonrió señalando a Marvin.

—Sí, Marvin quería que lo pasearan hoy—respondió, pero luego se insultó mentalmente por la estupidez que había dicho, decidió irse por su tema seguro—. ¿Qué tal las cosas con el chico?

Ella suspiró y miró hacia el cielo como si estuviera meditando sus palabras.

—Decidí que no haré nada, si él no quiere estar conmigo, yo tampoco estaré con él.

—Es lo mejor que puedes hacer.

De cierta forma eso le daba alivio, pero no quería tampoco que ella se sintiese mal por un chico que no la valora realmente. No la conocía, pero ninguna persona merecía sentirse de esa manera.

—Además él no me necesita. Ya tiene una chica con la que estar—comentó, sin embargo Miles logró ver en sus ojos el dolor que sentía al decirlo.

—Seguro tú eres mucho mejor que ella—dijo intentando animarla pero ella negó.

—No, si la conocieras te darías cuenta de que ella es mucho mejor; parece sacada de un libro—bufó.

Miles pudo ver al autobús acercarse.

—Creo que ya es la hora.

—Oh, sí—le dijo y se levantó—; me gustaría poder seguir hablando pero ya debo irme.¡Hasta el próximo martes!—le sonrió para luego marcharse en el bus.

El castaño la observó mientras lo hacía, vaya que le gustaba esa chica.

Pero tenía que esperar una semana completa para poder verla.