62. Noche de fiesta.

1.6K 97 27
                                    

El espantoso sonido de algo lo invade todo, haciendo que salga de mi sueño reparador.

No... yo quería seguir durmiendo. Ignoro el molesto sonido, hasta que por fin deja de sonar. Bien, igual y no era tan importante. Hasta que unos segundos después, el familiar timbre de mi teléfono vuelve a resonar por toda la habitación y en mi cabeza.

Esto es increíble. Solo quería descansar un poco más. Estiro mi brazo hasta la mesita de noche y tomo mi teléfono.

– ¿Diga? –respondo sin siquiera ver el identificador.

– No puedo creerlo, Abbs. ¿Estás dormida mientras nosotros estamos solos en tu apartamento? –contesta Nat. Se escucha ruido al fondo, mezclado con las risas de Ted y Becca. Oh, no, mi lindo apartamento nuevo...

– Más les vale no destrozar nada, hijas del demonio.

– Tranquila, solo casi acabamos con tu despensa, pero nada grave.

– Van a reponerlo todo, Natalie. –hablo con reproche, aunque aún adormilada.

– Sí, como sea. Llamaba para decirte que hace un rato llegó un montón de vestidos hermosos para ti.

– Y también mucha ropa interior sexy, primita. –escucho a Becca al fondo. –Ese tío rubio se va a divertir bastante contigo.

– Oh, cállate, Rebecca. –digo, divertida.

– Ya quiero conocerlo. Becca dice que parece un dios griego. ¿Es cierto? Me lo describió muy detallado. –no puedo creer que Becca les haya dicho eso. Aunque, bueno, estamos hablando de Becca.

– No le creas mucho a esa loca, Nat. Tanto sexo con italianos le afectó la cabeza.

– ¡Te estoy escuchando, maldita! –grita Becca, con diversión en su voz. Sin duda está loca.

– Bien. ¿Necesitan algo? Creo que ya es tiempo de arreglarme un poco para la cena con mis padres.

– Apenas pasan de las seis, Abbs.

– Oh, bien. ¿Y Ted que está haciendo? Seguro que ya lo tienen harto al pobre.

– Por suerte, o mala suerte, sigo vivo, enana. Aunque me sigue preocupando que éste par de locas estén juntas.

– Cállate, Ted. Sé que te diviertes mucho. –le dice Nat.

– Claro, me divierto mucho escuchando a dos chicas locas compartiendo el chisme acerca de tipos atractivos. –dice Ted, con evidente sarcasmo.

– Cállate, eres tú quien se ha comido todo como si fueras un neandertal. –lo regaña Nat. Al menos eso quiere decir que mi apartamento sigue en una pieza.

– Bien, entonces si no hay nada que reportar, espero que me dejen descansar un rato más. –les digo antes de bostezar. Cinco minutos más no le hacen mal a nadie.

– ¡Espera! También llamaba para decirte que ya sabemos cómo dormiremos. La cama es lo suficientemente grande, así que Ted, tú y yo dormiremos en ella. Becca dormirá en el suelo porque sabemos que cuando duerme, parece un maldito gusano con sal.

– ¡Oye, arpía, te estoy escuchando! –se queja Becca, y Ted y yo reímos.

– Eso es cierto, Becca. –respondo, apoyando a Nat.

– Eres una desconsiderada conmigo, primita. Ya encontraré la forma de desquitarme.

– No seas sentida, Becca. Bien, si ya terminaron las quejas y demás, los dejo. No tardo en salir con mis padres.

– De acuerdo. Nos vemos esta noche. –se despide Nat.

– ¡Adiós, enana!

– ¡Me saludas a tu sexy chico, Abbilú!

Viaje Inesperado [N.H.]© Parte#1Where stories live. Discover now