39. Muy linda sorpresa.

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Me remuevo un poco en la cama y un horrible e incómodo dolor en mi cuello me hace abrir los ojos.

– ¡Maldición! –murmuro para mí misma, y me siento con cuidado.

Genial, más de esas cosas asombrosamente ridículas que solo me pasan a mí. Trato de mover el cuello, pero me duele. Creo que me lo torcí de tantas vueltas que di en la cama anoche. Esto es increíble.

Salgo de la cama y entro al baño. Debe de haber algún analgésico para dolor en el botiquín. Busco y busco, pero no hay más que algodón, un par de gasas y la cajita con banditas adhesivas que compre hace unos días. Genial, solo me falta que no haya nada. Me pongo mis gafas, mi suéter holgado negro que está sobre el sofá y salgo de la habitación.

Debe de haber algo, recuerdo que el día de la fiesta de Adam, Niall me dio un par de analgésicos, o espero que hayan sido eso, tal vez fueron somníferos y yo ni en cuenta. Entro en la cocina y comienzo a buscar entre los cajones. Encuentro cucharas, cuchillos, más cucharas, bolígrafos, hasta que por fin doy con uno donde hay varios medicamentos. Genial, debe de haber algo por aquí...

– ¿Hola? –su voz me sobresalta y me hace voltear a verlo, aunque me duele un poco girar la cabeza.

– Buenos días, Horan. –saludo y regreso mi atención al cajón de medicamentos.

– ¿Abby? –me pregunta con un ligero tono de desconfianza. ¿Qué? ¿Acaso aun está ebrio? Me giro de nuevo hacia él.

– Uhm... ¿Sí?

– Usas gafas. – ¿no es obvio? Por eso eres un genio, Horan.

– Amaneciste muy observador. –respondo con sarcasmo. Regreso a mi búsqueda y por fin doy con una cajita de ibuprofeno. Esto me servirá.

– No te había visto con gafas.

– Uso lentes de contacto. –respondo mientras saco un vaso. ¿Solo se va a quedar ahí mirándome como si fuera una extraña?

– Te ves bien. – ¡un cumplido! Vaya, eso está bien. Usaré las gafas más seguido.

– Gracias. –no puedo evitar sonreír por dos cosas: lo bobo que luce y lo lindo que se escuchó eso.

– ¿Qué es eso? –pregunta y lo veo. Él me señala el par de tabletas frente a mí.

– Ibuprofeno. Me torcí el cuello.

– ¿Vas a tomar medicamento en ayuno?

– Pues... sí. – ¿es un delito?

– Tienes que tener algo en tu estomago primero. –me regaña. ¡Me regaña!

– Bien, prepararé el desayuno. –todo tan sencillo como eso y listo. Niall niega con la cabeza y se acerca a mí.

– Ven. –me ofrece su mano y yo la acepto enseguida. ¿Cómo rechazarlo?

Me lleva hacia las escaleras y juntos subimos. ¿Y ahora a dónde? ¿Vamos a dormir? Porque eso no me parece tan mala idea. El día está muy nublado y lo único que se antoja es estar bajo las cobijas. Entramos en su habitación y Niall suelta mi mano, haciendo que sienta como si algo me faltara. Siempre siento tan lindo cuando toma mi mano, y es tan maravilloso cuando entrelaza nuestros dedos.

– Siéntate sobre la cama, buscaré algo que te pueda servir.

– ¿Algo como un cojín, una cobija y películas? Porque eso me vendría muy bien. –él ríe, un bello sonido para comenzar bien el día.

– Dejáremos eso para más tarde, cariño.

Niall entra en el baño y escucho como mueve y remueve cosas. Yo me siento en el borde de la cama. ¿Qué buscará? ¿Un cojín? ¿O una inyección? Si es la segunda opción, tendré que golpearlo. Sale del baño con un frasquito en sus manos.

Viaje Inesperado [N.H.]© Parte#1Where stories live. Discover now