27.2 Fiesta en casa de Adam: Noche de tragos y lluvia.

1.2K 104 9
                                    


Más tarde entramos en la casa. La música está demasiado fuerte, y hay mucha gente. Observo a mi alrededor un poco aturdida, veo que el dj se ha instalado aquí dentro en algún momento de la tarde. Wow, ni siquiera me di cuenta cuando sucedió eso. Andy me lleva de la mano a la cocina y veo que la chica rubia de ojos verdes está preparando los tragos aquí dentro. ¿Por qué todos están dentro? ¿Y en qué momento sucedió eso? Andy pone en mi mano un vaso casi lleno. Huele a tequila y limón. Creo que es una margarita.

– Andy, ya no quiero beber... –le digo arrastrando las palabras. –creo que estoy ebria.

– Sí, estás muy ebria, sweetie. Creí que te habías dado cuenta de eso cuando casi te caes al salir de la piscina. – ¿qué? ¿Estaba bebiendo dentro de la piscina? Demonios, ¿qué pasa conmigo?

– Andy, me siento extraña. –por dios, ya tenía mucho tiempo sin embriagarme. Aunque esto va más allá. Mi cabeza está palpitando.

– Es porque estás muy ebria, sweetie. – ¿y porque Andy no está ebrio? ¿Y dónde rayos está Emily? –Ella se fue hace como dos horas, vino su chofer. –me responde Andy leyendo mi mente. O más bien, creo que lo dije en voz alta. –Dijo que su papá le había llamado porque se presentó una emergencia familiar o algo así.

– ¿Qué hora es? –pregunto aun aturdida.

– Ya debe de pasar de media noche. –vaya, creí que era más tarde. –Quizás sea la una o una treinta.

– Deberíamos irnos. –siento mi cuerpo muy extraño.

– O deberíamos quedarnos y seguir tomando un rato más. Anda, vamos a divertirnos un poco, el dj se está luciendo.

Andy toma un vaso para él y me lleva por un pasillo hasta la gran sala de estar. Han movido todo; el televisor no está y los sofás están pegados a la pared, lo que deja una amplia pista de baile en medio, justo donde está casi todo mundo bailando. Las chicas se mueven descaradamente al ritmo de la música, y los chicos se aprovechan de eso. Claro, era de esperarse.

– Vamos, sweetie. Hay que movernos un poco. –Andy me lleva hasta el centro de la improvisada pista, donde todos están bailando. Bebo un gran trago de mi vaso para tomar un poco de valor. Mmm, esto no sabe tan mal. Creo que beberé otro poco.

Cuando ya estamos bailando en el centro, no paramos de movernos. La música es muy buena, muy pegadiza, tiene ese ritmo que te hace moverte aunque no quieras. Nos unimos con un grupo de chicos y continuamos bailando con ellos. Momentos después mi vaso ya está vacío y luego, no sé cómo sucede, pero vuelve a estar lleno. Creo que fue Andy él que lo puso en mi mano, no estoy muy segura.

No sé cuantos minutos ni cuantas canciones pasan, pero me siento como si mi cabeza no fuera mi cabeza. Creo que me estoy mareando. Maldición.

– ¡Andy! –me acerco a su oído para que pueda escucharme. –Necesito tomar un poco de aire fresco. Estaré afuera.

– Ten cuidado. Si no estás aquí en cinco minutos, iré a buscarte.

– De acuerdo, no te preocupes. Ya vuelvo. –le sonrío para que se tranquilice y salgo de ahí entre la multitud de chicas y chicos, hasta que salgo de la casa.

Está fresco, una corriente de aire frio hace que reaccione un poco. Por todos los dioses, juro que no volveré a embriagarme así en una casa desconocida, llena de desconocidos. Espero y no se hayan aprovechado de mi, y yo aquí sin darme cuenta.

Pequeñas gotas de agua comienzan a caer del cielo. Genial, y ahora va a llover. El cielo oscuro está cubierto por un pensado manto de nubes negras, augurio de que lloverá fuerte. Me abrazo a mí misma, tratando de darme un poco de calor. Creo que es mejor que regrese a casa. Andy parece estar pasándosela bien, así que creo que llamaré a un taxi. Y es aquí cuando me doy cuenta de que mi bolso está en el auto de Andy. Gran-dioso.

Viaje Inesperado [N.H.]© Parte#1Where stories live. Discover now