23. Experimento.

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La clase continua normal y por suerte logro concentrarme en cada palabra que sale de la boca del aburrido profesor Higgins. Las clases se pasan rápido hasta la hora del almuerzo, en donde Emily y yo nos reunimos con Andy en la cafetería.

– ¡Darling! ¿Pero qué te pasó? ¿Por qué no llegaste temprano? –me dice Andy con un tono preocupado acercándose a mí y envolviéndome en sus fuertes brazos. Para ser del otro bando es bastante fuerte, además de muy atractivo.

– Lo siento, se me complicó un poco el llegar hasta acá. Pero ya estoy aquí.

– ¿Tienes que venir desde temprano? –pregunta Emily con su ceño ligeramente fruncido. Ella es demasiado tierna, aunque parecía realmente hecha una furia con los chicos antes de empezar la clase de estadística.

Los tomo del brazo a ambos y nos formo en la fila del almuerzo. Ya tengo hambre y más me vale comer más que bien para poder sobrevivir hasta el final de clases.

– Sí, tengo que estar aquí desde el primer periodo y quedarme en los periodos de apoyo para reponer las clases que pierda mientras estoy en una de las facultades.

– Sweetness, pero es mucho para ti. Terminarás agotada.

– No tienes idea de cuánto. Últimamente cuando salgo de aquí tengo que ir a la empresa de mamá y revisar los pendientes. Así que digamos que es algo agotador. –no sé cómo haré para no parecer un zombi en menos de una semana.

– Tienes que descansar, Abby. –me dice Emily tomándome el brazo de forma fraternal. De pronto en su delicado rostro se dibuja una sonrisa. Tiene una idea, y si es para bien, estoy más que dispuesta a escucharla. – ¿Qué les parece si este fin de semana nos vamos por ahí y pasamos la tarde en un spa?

Oh, la idea suena más que encantadora y reconfortante. Sería tan grandioso, creo que me hace falta. Desde que llegué a Londres siento que no he tenido un respiro, un momento en el que deje de preocuparme y deje de pensar en todo lo que tengo que hacer. Ya puedo vernos disfrutando de un buen masaje y una fresca mascarilla. Me vendría más que perfecto.

– Es una fantástica idea, sunshine. Sirve que también aprovecho para hacerme un tratamiento en la piel, que la siento horrible.

– Entonces, ¿Qué dices, Abby? –es una tentadora oferta que, por supuesto, no pienso desaprovechar.

– Es una grandiosa idea. –respondo sonriendo enormemente.

– ¡Sí! ¡Tarde de chicas! –exclama Andy aplaudiendo alegremente, o más bien como una foca, no sabría decirlo.

Tomamos nuestros desayunos de la barra y regresamos a sentarnos en una mesa. La mayoría de las mesas están ocupadas, excepto por una que está casi al fondo, nos acercamos y nos sentamos ahí. A un lado de nuestra mesa hay un par de chicos que tocan algunas notas en sus guitarras, me suenan conocidas, creo que es algo de Ed Sheeran. Andy llama nuestra atención y comienza a parlotear sobre los mejores spas de la cuidad, mientras consulta el santo google.

Conversamos mientras comemos de nuestro almuerzo: tiras de pescado fritas, ensalada con betabel y almendras y coctel de fruta. Aunque la verdad me hubiera gustado más una gran hamburguesa con papas al lado.

– Estuve pensando en meterme a trabajar en la biblioteca de la universidad. –comenta Emily antes de meter un trozo de pescado a su boca.

– Me parece genial, teniendo en cuenta que te gusta todo eso de los libros. –le digo sonriendo. Es buena idea que haga algo que le guste, sabiendo que administración no es mucho de su agrado.

– ¿Te gustan los libros, darling? Mira que yo he leído algunos que hasta las lágrimas me han sacado. –dice Andy con una mano en su pecho, imagino que recordando los libros que ha leído. ¿Cuáles habrá leído como para que haya llorado? Aunque, si sabes escoger buenos libros, la pregunta sería, ¿Cuáles no te hacen llorar?

Viaje Inesperado [N.H.]© Parte#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora