41. Ahora si son buenas noches.

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Dos vestidos de noche y un par de trajes de punto, logran distraerme lo suficiente por al menos dos horas. No tengo mucha experiencia diseñando ropa para hombre, pero admito que he tenido bastante imaginación. Ahora solo quedan algunos quince bocetos por terminar. Eso sí mamá no envía más esta semana. Bien, no importa, me pondré en ello esta semana, lo que quiero ahora es dormir hasta casi quedar en coma.

Recojo todo mi desastre y lo ordeno tal como estaba. Quizás mañana o el lunes pueda continuar con esto, así que lo dejo todo sobre la mesita de noche. Me acerco a las puertas del pequeño balcón y veo a través del cristal. Bueno, trato de ver a través de él, ya que la lluvia sigue fuerte, cayendo como si nunca jamás hubiera llovido por estos rumbos, cosa que no creo, ya que parece que este clima es bastante normal por aquí, o al menos sea la temporada como lo comentó Patrick.

Un bostezo se escapa de mi boca. De verdad me he cansado, ya tenía varios días, o más bien semanas, sin trabajar con los bocetos, y lo siento de lo más gratificante. Solo tomaré un vaso de agua y me meteré en la cama.

Me alejo del balconcito y salgo de la habitación. Veo por el pasillo y logro ver una tenue luz por debajo de la puerta de la habitación de Niall. ¿Aun estará despierto? Quizás tampoco pueda dormir. Me dirijo a las escaleras y agradezco mentalmente a que haya regresado la luz, porque si no ya me hubiera dado de bruces por todos los escalones. Tenues lamparitas iluminan las escaleras y el pasillo que conduce a la cocina. Tal vez Niall aun ande por aquí y por eso aún está todo encendido. Entro a la cocina, tomo un vaso y lo lleno de agua, luego me lo llevo a la boca y saboreo el fresco sabor a nada del agua. Debería apagar las luces, puede que Niall ya se haya quedado dormido y haya dejado todo encendido por distraído, no me sorprendería. Apago solo las luces de la cocina, ya que si apago las demás, no poder ver por dónde voy. Estoy casi dormida, pero no tanto.

Justo cuando piso el primer escalón, un trueno acompañado de un brillante relámpago que ilumina la casa, suena por todo lo alto, haciendo que la luz se vaya de nuevo.

Gran-dioso.

Esto solo me puede pasar a mí. ¿No podía irse después de que hubiera subido las escaleras? Hubiera contado los escalones, sería más fácil subir. Me aferro con una mano a la barandilla de la escalera y comienzo a subir despacio y casi a gatas.

Se siguen escuchando truenos, aunque ya no tan fuertes, mientras voy contando los escalones. Increíble. Cuando voy en el escalón número nueve, vuelve a tronar el cielo. Me hubiera quedado en la habitación, no sé por qué me tenía que dar sed. Pareciera que el bendito cielo se quiere caer a pedazos. No puede ser. ¿Y si vuelve un trueno que haga estallar todas las tomas eléctricas y todo explote? Cielos, no. No quiero morir quemada en las escaleras. ¿Y si todo explota cuando esté en la cama y se incendian las sabanas mientras duermo? No, no, mi locura no da para más.

Veinticinco escalones después ya estoy en el pasillo. ¿Niall estará dormido? Espero que no. ¿Y si se incendian sus cortinas y todo comienza a arder? No, no puede pasar. ¿O sí? Apoyándome en la pared, camino por el pasillo, logrando pasar un par de puertas hasta que llego a la tercera.

Silenciosamente y con cuidado, abro la puerta de la habitación de Niall. ¿Y qué creen? No se ve nada.

– Horan, ¿estás despierto? –susurro desde la puerta. Quizás ya está dormido y yo aquí molestando.

– Ya no. ¿Qué sucede, nena? –responde en voz baja y ronca. Su voz ronca es tan sexy.

– Lo lamento, no quería despertarte.

– No fuiste tú. El cielo no ha dejado de resonar. –responde desde donde quiera que esté. Estoy casi segura de que aún sigue en la cama, aunque no logro ver nada en la oscuridad. – ¿Te sucedió algo? ¿Estás bien? –pregunta rápidamente.

Viaje Inesperado [N.H.]© Parte#1Where stories live. Discover now