12. No vuelvas a hacer eso.

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Conversamos un poco mientras comemos, pero no me dice mucho de él, me cuenta un poco sobre en que ha ayudado a su padre en la empresa y desde cuando lo hace.

– Vaya, ¿y sobre la universidad? También llevas un año de ventaja. –pregunto antes de tomar un trago de vino. Está exquisito.

– Bueno, te sorprenderá saber que soy un genio.

– ¿Un genio? –digo tratando de no reírme. ¿Este tipo un genio? ¿En qué? ¿Un genio en llevar pelirrojas a su cama?

– Si, desde pequeño he estado en los mejores colegios porque siempre me adelantaba en clase. Todo era fácil de aprender, así que no fue complicado. Digamos que aprendí muy rápido y me adelantaron varias clases en el instituto. –vaya, ¿quién lo diría? ¿O solo será que está presumiendo? Sí, debe de ser eso. Lo arrogante no se le va.

– Vaya, creo que no lo habría imaginado.

– Si, lo sé. Soy muy bueno en diversas cosas... –me dice con una mirada que podría incendiar el restaurante en un momento.

– Lo imagino. –murmuro con desinterés, tratando de no dejar entrever mi repentina intranquilidad ante su sensual tono al hablar. Muy bueno en ser arrogante y creído. Eso se le da muy bien.

Conversamos muy poco, pero aun así no es incómodo. Cuando terminamos el postre, Niall pide la cuenta y paga con su tarjeta de crédito. Bien, al menos ya hemos terminado con esto y hemos logrado una especie de tregua.

Cuando salimos del restaurante, se detiene de repente.

– ¿Qué sucede? –pregunto frunciendo el ceño, esperando que no pase nada grave.

– ¿Te gustaría caminar un rato conmigo? – ¿caminar? ¿Que mosco te ha picado, Horan?

– Tengo que tomar un taxi...

– Por favor, solo será un rato. –insiste. ¿Y ahora que intentarás, Horan? Bueno, tal vez deba de darle el beneficio de la duda, después de todo, dijimos que hay que intentar llevarnos mejor.

– De acuerdo. –acepto con una sonrisa.

Él sonríe y me tiende su brazo como los caballeros de los años cuarenta. Tomo su brazo y cruzamos la calle hacia el parque que se encuentra frente al restaurante. Todo está muy tranquilo, casi no hay autos y hay pocas personas caminando por la acera. Una corriente de aire hace que me estremezca. La noche es fresca y por salir corriendo del hotel olvidé traer un abrigo.

Niall se detiene, haciendo que me detenga también.

– ¿No has traído abrigo? –que observador, Horan.

– No, lo olvidé. –se separa de mí y se quita su saco, luego lo extiende frente a mí.

– Mete los brazos.

– Horan, te dará frio.

– No lo creo. Y aun así, no quiero que tomes un resfriado. –vaya, Horan en plan caballeroso. Bueno siempre ha sido caballeroso, pero su arrogancia lo arruina todo.

Me pongo de espaldas a él y me ayuda a meter mis brazos en su saco. Es suave y está calientito. Y huele divinamente bien.

– Gracias. –siento como corre el calor por mis mejillas. ¿Por qué demonios me ruborizo? Lo miro de reojo y veo que está sonriendo.

– ¿Compraste un vestido para nuestra cena? – ¿qué? ¿Cómo lo supo?

– ¿Qué? ¿Por qué lo dices? –digo fingiendo confusión, pero algo en su mirada me dice que sabe la verdad.

Viaje Inesperado [N.H.]© Parte#1Where stories live. Discover now