"Detrás de un gran hombre,hay
una gran mujer."
Esta frase podria resumir clara y sencillamente lo que Julie significó en la vida de Michael, ya que ella se unió a él con un claro objetivo hacerlo feliz!, y vivir juntos! Esta historia mezcla un...
— Eso es amor Julie —Decía Danielle— Pero ahora tienes que volver. Tienes que recordar y vivir eso con tu familia... tu hijo, tu hija que va a nacer y tu esposo. Vuelve con él, te necesita hoy y más adelante. Él es una luz en la tierra y ha entregado su amor durante toda su vida, pero a pesar de eso alguien va a hacerle mucho daño. Vas a tener que enfrentar una prueba muy difícil, tienes que cumplir esa misión y mantenerse unidos. Cuando creas que vas a perder la fe, recuerda...
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Recibí esas palabras y pronto sentí cómo caía en un túnel, mil imágenes venían a mi cabeza y de pronto comencé a recordar, la voz de Michael sonaba en mi cabeza, sentí que volvía a mi cuerpo dolorido pero no pude despertar. Permanecí no se cuanto tiempo entre la luz y las sombras, hasta que de pronto mi alma encajó en el último rincón de mi cuerpo y desperté.
A mi lado estaba sentado Michael, con Paris en los brazos. De solo verlos pude recordar, y todo lo que me dijo Danielle cobraba sentido. No dije nada y me puse a llorar.
Michael se dio cuenta y se acercó a mi, suavemente me dijo "amor, despertaste", con mi niña dormida en sus brazos.
— Te desmayaste en el parto, ¿estás bien? —Preguntó.
— Si, solo un poco asustada. ¿Paris está bien? ¿Todo salió bien? —Dije apenas había vuelto a la realidad.
— Gracias a dios sí. Está muy sana.
Michael puso a Paris en mis brazos, era como un ángel... tan tranquila. Al parecer no había sentido nada de la angustia que yo acababa de pasar.
— Tuve tanto miedo amor —Decía Michael— Estuviste sin pulso durante 5 minutos, es un milagro que estés aquí, gracias a Dios. Los médicos lograron salvarte y pudieron hacer una cesárea y Paris nació sin problemas. No sabes como he llorado, gritando desesperado sin poder hacer nada mientras te ibas. —Dijo Michael muy conmovido, las lágrimas se asomaban por sus ojos marrones.
— Lo sé Michael.
— ¿Cómo?
— Pude sentir que me llamabas con desesperación. No sé dónde estuve pero tu amor me salvó y estoy aquí por ti.
Me abrazó y sus ojos se volvieron a humedecer.
— Pensé que nunca volverías.
— No era el momento de irme. —Respondí sin comprender realmente la gravedad de lo que estaba diciendo. Y comencé a llorar fuertemente.
— ¿qué pasa Julie? ¿Te sientes bien?
— No puedo dejarte, no quiero. —Repetía.
— ¿De verdad estás bien? Voy a llamar al médico...
— No hace falta amor. Me siento bien. Michael, necesito decirte algo... —Sentencié mientras tomaba su mano—tienes que saber que yo nunca te voy a dejar... nunca. No tengas miedo de nada porque siempre voy a estar contigo.
