Parte 69: Internamiento voluntario

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Ella estaba tan desorientada que no tuvo la voluntad suficiente para resistirse a que él la inyectara; sintió la aguja entrar en el músculo de su brazo y recordó cómo varias veces ella había tenido la sensación de estar inyectándolo a él.

- ¿Cómo te sientes?

- Confundida. – respondió.

Y realmente lo estaba, demasiado. Era como despertar de un largo sueño, sin saber siquiera quién era, dónde estaba, quién era su familia, qué era real y qué no lo era. No resultaba fácil; sentía como si le hubieran borrado toda la memoria. Además, no recordaba haber tenido la sensación de que estuviera enferma, parecía por completo otra dimensión, en la que, de repente, se había sentido frágil y destruida, más que nunca.

- Has estado mucho tiempo... en psicosis, por eso ahora te sientes así. – él le limpió el brazo con un algodón y lo dejó un momento sobre su piel, presionando un poco con su mano.

- Entonces... Mi bebé... - ella trató de concentrarse en sentir su propio cuerpo, pero no era capaz de identificar nada.

- Silvia, has estado aquí mucho tiempo... Creo haber seguido un poco a tu mente, pero... Tranquila, estás segura aquí. Nunca has estado en peligro, puedes descansar.

Volvió a recostarse lentamente y cerró los ojos; estaba demasiado aturdida como para ponerse a pensar en si había habido algo de realidad en todo lo que creyó vivir.

Jorge salió de la habitación después de asegurarse de que ella se quedara tranquila, y se dirigió a su oficina; caminó por los pasillos, pasándose las manos por el cabello repetidamente, con cierta desesperación. Al entrar vio que alguien lo esperaba.

- ¿Qué pasa? Te ves consternado. Más que de costumbre.

- Estoy preocupado. – Jorge se dio la vuelta para cerrar la puerta y avanzó hacia el archivero que tenía; buscó la carpeta que necesitaba en ese momento y la abrió. Se quedó mirando la foto de identificación.

- ¿Por qué?

- Porque a veces no sé si es mejor que evite la realidad por completo o que esté consciente de ella. Me... preocupa la forma en que vaya a tomar las cosas ahora que ha... comenzado a reaccionar. No quiero que... sufra, ¿entiendes? Va a ser... complicado para ella.

- Hablas de la paciente del área oriente, ¿verdad?

- Sí, ella. Todo este tiempo estuvo tranquila, pero no consciente de la realidad, yo trataba de guiarme en sus palabras para conocer lo que estaba pasando por su cabeza, pero... Hoy despertó... diferente. Estaba desorientada, confundida... Creo que... se dio cuenta del lugar en el que está. Logré calmarla fácilmente, pero... - él suspiró.

- Ya. Imagino que es más difícil la remisión en este tipo de pacientes.

- Sí, obviamente, yo también lo entiendo. Pero... - Jorge se aclaró la garganta. - Bueno, como sea, tengo que hacer la nota para el expediente. Decidí bajarle un poco la dosis para poder valorar su estado.

- Te dejo, para que te concentres.

- Gracias.

El otro médico salió y lo dejó solo; Jorge se sentó en su silla y la giró, de modo que pudiera ver el jardín. Estuvo así un largo rato. Hizo su nota, la guardó en el expediente, y luego se fue a dar el recorrido con el resto de los pacientes que tenía que revisar. Cuando terminó, bajó a comer a la cafetería del hospital. Una chica de la cafetería se acercó a él.

- Doctor, ¿otra vez se va a quedar?

- Sí. Tengo algunos pendientes.

- Usted siempre tiene pendientes.

En tu miradaWhere stories live. Discover now