Parte 51: Divorcio

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- Déjalo, Jorge, por favor. - ella jaló a Jorge por los hombros y él vio que David había sacado el arma.

- Claro. Sin eso no puedes enfrentarme, ¿no?

- Les advertí que no se metieran conmigo. - Silvia tomó la mano de Jorge y se la apretó, temblando.

- Mira, el que no ha entendido las cosas eres tú. El abogado ya nos dijo que pronto será oficial la disolución de matrimonio. Ya deja a Silvia en paz.

- ¿Quieres que te mate? - preguntó David, acercando más el arma hacia ellos.

- No, no, Jorge, vámonos ya. Déjalo, por favor.

Jorge dejó que ella lo jalara, pero David no se movió.

- George, sube al auto, por favor, te lo ruego.

Jorge comenzó a caminar, pero él se abalanzó sobre ellos; lo primero que hizo Jorge fue empujar a Silvia y sujetar la mano en la que David tenía el arma. Logró quitársela y la arrojó al otro lado de la banqueta, para luego dar un golpe en su estómago.

David quedó tendido en el suelo, adolorido y tratando de recuperar la respiración.

Se acercó a Silvia, la sujetó por la cintura, la llevó del lado del copiloto, y esperó a que ella subiera para volver hacia el lado del conductor, donde todavía estaba David tirado e intentaba levantarse.

Subió y metió reversa para que el carro de David no les estorbara al avanzar. Al llegar a la altura a la que se acababa de poner de pie, golpeó con la pistola la ventana, pero Jorge aceleró hasta librarlo y se dio la vuelta en redondo para irse.

Cuando llegaron al departamento, ella bajó rápidamente del auto y Jorge la alcanzó en la puerta del elevador.

- Lo siento. - dijo él al notarla tensa todavía.

- De verdad pudo habernos matado, ¿te das cuenta? Ese hombre está mal, no está midiendo límites.

- Lo sé. Lamento que te haya tocado vivir esto.

- Espero, de verdad, que salga pronto lo del divorcio para que ya no tenga pretextos para estar cerca de mí. Me da miedo.

- Yo voy a estar siempre para cuidarte, así como tú has cuidado de mí ya tantas veces. Y más ahora que... Nuestro pequeñito viene en camino... - susurró él en su oído, abrazándola por el abdomen.

- ¿Ya no estás alterado por eso? - preguntó Silvia mientras entraban en el elevador.

- Pues... Mientras veníamos hacia acá estuve pensando un poco y... David ya recibió el citatorio. No debe faltar mucho para que lo de tu divorcio quede concretado. Luego de eso, la única preocupación que me quedaría es que... bueno, ya sabes, nuestro hijo tenga esquizofrenia, pero... Creo que podría con ello. Es decir... Sería mucho más fácil que él sintiera que alguien lo entiende, porque sé exactamente lo que se siente y... Teniendo a mi lado a la mujer más hermosa y buena del mundo, me siento tranquilo, dispuesto a hacer lo que tenga que hacer para que mi hijo sea feliz. - llegaron al piso y salieron del elevador.

Cuando estuvieron en la sala, ella se giró y lo miró.

- Vas a ser el mejor papá del mundo, Jorge. - él sonrió y se acercó a darle un beso.

- Hablando de eso... Creo que tenemos que ir al médico, ¿no? Para que nos diga qué hay que hacer, cómo debemos cuidarte, y que lleve de una vez el seguimiento de todo el embarazo para que no haya problemas.

- Está bien, amor; si quieres vamos mañana...

- Perfecto. Hoy fue un día... difícil. Hay que irnos ya a dormir, para tratar de descansar un poco. Mañana le hablo a mi madre para avisarle que llegaremos un poquito más tarde.

En tu miradaWhere stories live. Discover now