- ¿De verdad? ¿En serio sí quieres?
- Sí, Silvia, quiero que seas mi esposa, que vivamos toda la vida juntos. Sé que... quizá es muy pronto para casarnos, pero... Es lo que quiero.
- Entonces sí. Si es lo que quieres, acepto, porque es también lo que yo quiero. - Jorge sonrió y metió la mano en su bolsillo para sacar una cajita de terciopelo color rojo. La abrió frente a la mirada atenta de ella, y dejó que viera el anillo que le había comprado.
- Es para ti, como regalo de compromiso.
- Claro, no podía faltar algo así en el Señor Perfección. - ella tomó el anillo y se quedó mirándolo. - Está precioso.
- Era el más bonito que tenían. - Jorge lo tomó de la mano de ella para colocárselo en el dedo anular. - Y se ve todavía más bonito en tu mano.
- Gracias... Muchas gracias por esto, Jorge.
- Dijiste que querías que fuera lo más pronto posible, así que... Hoy en la mañana que me dijiste la fecha, pensé que sería lindo casarnos el 14.
- ¿14? O sea, ¿pasado mañana?
- Sí. ¿O te parece que estoy exagerando?
- Sí es muy pronto, pero... No hay problema, ¿no? Es decir, a mí sí me gustaría, pero... No sé a ti.
- Sí, quiero que sea pronto, porque no soporto la idea de que, de un momento a otro, algo pueda separarnos de nuevo. Necesito tener la seguridad de que voy a estar a tu lado siempre, de que tenemos algo que va a durar toda la vida.
- Y así va a ser, lo prometo.
Él sujetó la mano de ella con fuerza y cerró los ojos; sentía que su corazón latía con fuerza y respiró profundo para intentar calmar un poco su emoción.
- ¿Me dejas hacer una llamada?
- Claro. ¿Te sientes bien? - preguntó ella, preocupada.
- Sí, estoy perfecto.
Jorge tomó su teléfono y marcó un número; miró de reojo a Silvia y la notó nerviosa, consciente de que ella pensaba que él podría ponerse mal en cualquier momento.
Dejó el teléfono sobre la mesa después de haber marcado el número.
- ¿Qué pasó? ¿No respondieron?
- No. Pero está bien, no te preocupes. Esa era la idea, no tiene caso que me respondan.
- ¿Seguro?
- Absolutamente. De hecho, creo que todo está saliendo mejor que nunca. Debo confesarte que... Estaba muy nervioso, temía que te arrepintieras.
- No podría. Estuve un mes buscándote porque no estaba dispuesta a aceptar que te hubieras ido para siempre de mi vida. Por fin te encontré y no pienso dejarte ir otra vez. Y sobre la boda... Antes o después, íbamos a terminar casados, así que... Prefiero que sea ahora que estás decidido tú también.
- Eres una mujer maravillosa, Silvia. Debo confesar que, en medio de tantas cosas que han pasado, esperaba que te rindieras, que lo que sentiste hacia mí fuera una ilusión pasajera.
- No lo es.
- En mí tampoco, hermosa. - se sonrieron y Jorge se acercó hasta ella, rodeando la mesa por un lado, para arrodillarse junto a Silvia. Le tomó una mano y luego se acercó a darle un beso en los labios.
Se quedaron besándose durante algunos segundos.
- Buenas noches. - Silvia se giró al haber escuchado una voz conocida.
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En tu mirada
FanfictionUna vez me encontré con unos ojos que me arreglaron el mundo, me quebraron los miedos y me armaron de valor el corazón...