Parte 60: Alcohol

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- Voy a hacer lo que tú quieras, pero si prometes que me vas a dejar regresar contigo.

- No. Solo quiero que me hagas el amor y ya.

- Entonces mi respuesta también es no. - él la soltó y dio un paso hacia atrás, y ella rio.

- De acuerdo, como quieras. Puedo vivir sin sexo... - dijo Silvia, encogiéndose de hombros; Jorge se acercó al cuello de ella, respirando sobre su piel.

- Pero te mueres por estar conmigo. - ella se acercó todavía más a él.

- No hagas las cosas difíciles para mí. Solo llévame pronto a un lugar donde nadie nos vea para escondernos un ratito, hazme el amor como tú sabes hacerlo, y luego... quizá pueda prometerte que voy a pensar las cosas, ¿sí?

- No suena nada alentador para mí.

- Además, accidentalmente te facilité las cosas poniéndome este vestido.

- No sé si realmente me conviene.

- Sí te conviene y a mí también. - ella tomó a Jorge por el brazo y lo hizo entrar a la casa. - Pídele las llaves del auto a Ricardo. Tienes tres minutos para conseguirlas y te veo afuera.

Cuando le dijo eso, ella se fue al baño; se miró al espejo, se desordenó un poco el cabello, se quitó el resto del labial, y se desacomodó un poco el vestido que llevaba.

Mientras tanto, Jorge se acercó a Ricardo y lo jaló para alejarlo un poco de los demás.

- ¿Y Silvia? ¿Dónde la dejaste?

- Creo que fue al baño.

- Oye, no la dejes sola. ¿No ves que ella ya está... ebria?

- Ya lo sé; voy a llevarla a su casa, ¿me prestas las llaves?

- ¿Tan pronto?

- Bueno... No creo que le haga bien seguir tomando, y... prefiero llevarla a su casa de una vez, para evitar que se ponga peor.

- Ah, y... ¿No prefieres que conduzca yo?

- No, no gracias. - se apresuró a responder Jorge.

- Oh, ya entiendo...

- ¿Qué?

- Nada, nada...

- Bueno, es solo que... Yo puedo hacerlo, además... Tú también ya tomaste unos cuantos tragos, y... No te preocupes, yo la llevo.

- Claro... Se cuidan. - dijo Ricardo, sonriente, y sacó las llaves para dárselas a Jorge.

Él salió de la casa, y buscó con la mirada el auto de su hermano; ubicó a Silvia, recargada en el vehículo y se acercó hasta ella.

- No puedo creer que de verdad te haya hecho caso en ir por la llave.

- Es porque, en el fondo, obviamente el que se muere de ganas por estar conmigo eres tú.

- Hey, tú eres la que pidió sexo. - ella rio y tomó la llave.

- Ya lo sé. Solo quería ver qué cara ponías. Como sea, ya tenemos la llave, ahora sube al auto. - Silvia se metió al auto en el lado del conductor, recorrió el asiento que estaba a su derecha un poco hacia atrás, para luego abrirle la puerta del copiloto a Jorge.

- Cámbiate ya de asiento, no puedes ir al volante.

- Dame un segundo.

- No puedes conducir tú, ¿estás consciente? Estás tomada. - le dijo en cuanto se subió, esperando que ella no fuera a cometer alguna tontería.

En tu miradaWhere stories live. Discover now