— ¿Qué tal eso de allí? — Miré en la dirección que su dedo apuntaba.

Aligeré mis pasos para llegar y vi que eran un montón de diarios, todos distintos y de muchos colores. Nunca había pensado en un diario y ahora que recordaba solía usar mucho las libretas, escribía mucho en ellas, aunque nunca supe el qué.

— ¡Qué buena idea!, ¿cómo se te ha ocurrido?, a mí ni se me había pasado por la cabeza.

— Estoy seguro que debe de escribir muchas de las cosas por las que arrepentirse.

— Jimin... — Le di un leve codazo en el abdomen.

— Lo siento, soy sincero.

— En exceso...

— Lo sieeento. — Se disculpó seguido de un beso en mi mejilla, pasó su mano por mi cintura y con la otra cogió uno de los diarios que llamó su atención. — Éste parece más serio y adulto.

Era marrón y bastante simple. — Es muy... aburrido.

— Es una mujer adulta, Kookie.

— Ya, pero... creo que los colores irían mejor en ella. Pienso que le hacen falta. — Notó algo de melancolía en mis palabras y sin rechistarme dejó el diario en su sitio y cogió el más colorido de todos. — Entonces éste. — Asentí más convencido.

Pedí que me lo envolvieran y dando pequeños saltos de alegría salí de la tienda con Jimin y Nana detrás. Nana quiso invitarnos a merendar ya que no quería dejarme ir tan pronto, así que  Jimin citó algunos lugares que conocía y terminamos por decidir ir a un pequeño puesto de pasteles.

— No tienen mesas para sentarse, pero esos dulces merecen la pena. Además, enfrente hay una plaza donde podemos sentarnos.

— A mí me parece bien. — Dije y nana no tardó en decir lo mismo.

Al llegar me quedé babeando todo el cristal de la vitrina. Si no fuera porque Jimin me dio un pequeño toque por mi mal comportamiento, de verdad que ahora mismo ese cristal tendría mis babas impregnadas.

— ¡Bien, nos vemos mañana! — Se despidió un chico del dueño del local y chocó con nosotros.

— ¡HoSeok! — Elevó la voz Jimin al verlo. — ¿Qué haces aquí?

— Anda. — Sonrió sorprendido al vernos. — ¿Salida en familia? — Bromeó cuando vio a mi Nana con nosotros. — Buenas tardes, señora. — Nana lo saludó cálidamente, como todo lo que hacía. — Pues... — Dudó en respondernos.

— ¡¡JungKookie!! — Otra voz conocida gritó a mis espaldas y antes de girarme ya lo tenía enganchado al cuello. — ¡Ay, mi JungKookie!, ¿qué haces aquí? — Jimin tosió con la intención de que se separara de mí, pero Tae lo ignoró. Tuvo que pellizcarlo para que se soltara y por supuesto éste se quejó.

— Tae, ¿qué hacéis aquí? — Preguntó Jimin al castaño ya que su amigo no tenía intención de contestar. Tae miró a HoSeok, como si pidiera permiso. — ¿Por qué tanto misterio?

— Voy a empezar a trabajar aquí desde mañana. — Dijo HoSeok. — Y a Tae lo han contratado para repartir folletos, aunque él sólo trabajará por unos días.

— Ya encontraré otro. — Dijo Tae sonriente.

— ¿Y... eso? — Jimin estaba igual que yo, no entendía nada.

— Para pagar lo que te debemos.

— ...

— ¿Qué le debéis a Jimin? — Pregunté incrédulo.

Tomorrow [JiKook] [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora