Capítulo 37

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Sumergido en mis dudas y pensamientos una mano se posó en mi hombro, asustándome y haciéndome girar rápidamente.

— ¿Te resulta interesante? — Un chico alto y apuesto me miraba con indiferencia.

— A-ah, p-pues... ¿no? — Suspiró y agarró mi chaqueta del uniforme por el cuello, tirando de mí. — ¿A-a dónde m-me llevas?, n-no hice nada, ¡lo p-prometo!

— Calla de una vez, mocoso. — El desconocido chico me llevó frente a la puerta por donde habían entrado esos dos chicos hace escasos minutos. La golpeó suave esperando que abrieran, mientras que a mí se me iba a salir el corazón por la boca.

— Jae... — El otro chico abrió, suponiendo que fuese el que estaba con Jimin, ya que no le vi bien la cara. — ¿Y éste quién es?, los ligues a tu casa Jaeh...

— ¡Shh!, calla idiota, no digas mi nombre. — Lo cortó el chico que me sujetaba.

— No es mi culpa que no quisieras un apodo.

— Me parece estúpido.

— Entonces no te quejes. — El más alto rodó los ojos, aburrido de la absurda conversación. — ¿Me dirás quién es? — Me señaló.

— No lo sé, lo pillé espiándoos. — Soltó mi chaqueta y me agarró de la nuca. — Deberíais tener más cuidado con quien os persiguen.

— Entiendo. — El chico bajo la puerta me miró. — Los entrometidos son mi especialidad. — Y me sonrió maliciosamente.

— Y-yo d-de verdad q-que... — Tartamudo y sin dejar acabar mi frase, el chico de la puerta se hizo a un lado y el que me agarraba me empujó dentro de la casa.

Abracé mi brazo herido, pero no porque me preocupara de dañarlo sino por el miedo que mi cuerpo sentía en ese instante; necesitaba agarrarme a algo. Me quedé inmóvil, mirando a mi alrededor, era una casa bastante sencilla. Los muebles eran algo viejos y desgastados, había una espaleras y uno de los escalones estaba partido, también pude ver un poco del interior de una cocina que daba justo a la entrada de la casa.

De nuevo sentí una mano, pero no en mis ropas o nuca sino en mi cabellera, la cual agarraba con fuerza y tiraba de mi cuerpo hasta un salón algo amplio. Quise quejarme lo menos posible, pero el tirón que me dio antes de soltarme me dolió tanto que me giré con el ceño fruncido y mi mano en puño, controlando mis ganas de darle un buen golpe.

— ¿Qué pas...? — Una muy reconocible voz llegó desde atrás, haciéndome sentir un escalofrío que recorrió toda mi espina dorsal.

— Este niño estaba jugando a los detectives y ... — Miró al más alto. — ¿Jae? — El otro se encogió de hombros. — Y Jae lo pilló.

Se suponía que la voz de detrás mío debía de contestar, pero estaba tan callado como yo, o quizás más. Seguramente sorprendido de verme aquí y sobretodo decepcionado. Decidí que no me giraría, no podría mirarlo a la cara en este momento, pero el chico que me arrastró hasta la sala pensó lo contrario, girándome bruscamente y viendo el rostro de Jimin frente a mí.

Hubo algo que no entendí. Creí que vería sorpresa, decepción o enojo en sus ojos, en cambio vi algo que no me esperé, miedo. Sus pequeños ojos abiertos de par en par sin apartar la vista de mí y con esa peculiar forma de verme.

— ¿Jimin? — El chico llamado Jae, que estaba a un par de pasos del otro, lo miró extrañado. — ¿Lo conoces?

— ¿Eh? — Jimin parpadeó varias veces sus ojos, saliendo de su trance. — N-no, no.

Tomorrow [JiKook] [BTS]Where stories live. Discover now