Caminaba unos pasos detrás de él, me sentía incómodo y después de su forma de hablarme esta mañana menos ganas tenía de tenerlo cerca.

Iba iluminando el camino, tanto para mí como para él, porque aunque fuera detrás de él la linterna tenía el suficiente alcance para iluminar unos metros delante nuestro. Metido en mis pensamientos de como debería comportarme o hablarle, choqué con su espalda y cuando creí que escucharía alguna queja por su parte no escuché más que el silencio.

— ¿Jimin?

— Shh. — Siseó. — ¿Escuchas eso? — Enarqué una ceja que no pudo ver y me puse junto a él, iluminando un poco su cara para poder ver a donde miraba. Apunté a dicho punto y tras algunos segundos algo entre los arbustos se movió siendo cada vez más fuerte el sonido.

De pronto algo entre ellos salió y ambos nos sobresaltamos.

— Una liebre... — Dije aliviado de que fuera un inocente animalito. Reí ante la absurda situación y miré a Jimin quién tenía cara de espanto y agarraba con fuerza mi sudadera. — ¿Te asustaste?

Parpadeó sus ojos y me miró, percatándose luego de su agarre. Me soltó y carraspeó su garganta disimulando el susto que se había llevado. — Sigamos. — Volví a reír a sus espaldas cuando dio algunos pasos. — ¡Oye, deja de reírte! — Llevé mi mano a la boca para ocultar la risa que no desaparecía de mis labios. — Anda, dame eso. — Me quitó la linterna con delicadeza, pues la tenía sujeta en mi mano de dicho brazo que aún no se recuperaba del todo.

Con cansancio subimos hasta la parte superior de una montaña no muy alta. Lo bueno es que a la vuelta todo sería descender. Estuvimos por un rato buscado el objeto escondido que debía de estar por nuestro alrededor y que se negaba a aparecer.

— ¡Lo encontré! — Grité en cuanto lo visualicé detrás de un árbol y escondido entre la maleza. Le quité la tierra que tenía y miré que era. — Es un... bote de caramelos. — Jimin se acercó y lo miró de igual manera.

— Debemos volver. — Giró sobre sus pies y caminó de vuelta.

Miraba el mapa con dificultad por la falta de luz, ya que no le iba a pedir que me iluminara. El solo pronunciar su nombre para llamarlo me daba un escalofrío que hacía encoger todo mi cuerpo, pero cuando me di cuenta de que íbamos mal tuve que ignorar los escalofríos y pronunciar su nombre una vez más.

— Jimin... — Me hizo un sonido en respuesta. — Creo que nos hemos perdido. — Se detuvo e iluminó mi cara, que al instante aparté deslumbrado.

— JungKook, por favor, sólo hay que seguir el mismo camino, ¿por quién me tomas?

— D-de verdad que nos hemos perdido, mira. — Le pasé el mapa. — Debería de haber una bifurcación aquí mismo, pero no hay ninguna. — Se quedó pensativo unos minutos, mirando el camino y al mapa reiteradas veces, hasta vi como lo giraba inútilmente.

"El orgullo es muy malo"

"¿Por qué no se deja de tonterías y admite que se ha perdido?"

— Vale, nos hemos perdido, ¿y ahora qué? — Abrí mi boca para decir algo, pero la verdad es que no había pensado en qué. — Puto mapa de mierda. — Hizo bola el papel y lo tiró al suelo.

— ¿Qué haces?, no tires el papel al suelo. — Lo recogí desenvolviéndolo. Volví a mirarlo intentando encontrar como volver atrás o algo que nos pudiera orientar, pero la verdad que el dibujo de Jin era desastroso. — Jimin, podríamos volver y ver si vemos algo parecido al mapa. — Esperé su respuesta, pero no llegó. — ¿Jimin? — Achicando mis ojos para intentar ver mejor, miré por los alrededores y no vi ninguna silueta. — ¡¿Jimin?! — Elevé más mi voz, pero seguí sin respuesta.

Tomorrow [JiKook] [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora